LITERATURA
RAMÓN CABRERA NAVEIRAS
Seguramente
a pocos de ustedes les suene como escritor. Y menos, todavía, serán los que
hayan disfrutado leyendo sus relatos. Suele pasar con los buenos escritores,
aunque Ramón se consideraba, humildemente, un jubilado que escribía. Era un
escritor magnífico, de raza, yo doy fe de ello.
Manteníamos
una amistad literaria porque sospechábamos, el uno del otro, que éramos muy
tímidos. Me enviaba sus relatos a este blog y yo, por aquel entonces, se los
publicaba, porque siempre me parecieron piezas maestras, extraordinariamente
bien construidas, con un punto duro y dramático en las historias que
contaba. No es de extrañar que ganara muchos premios literarios y yo, de forma
machacona, le invitaba a recogerlos en un libro y publicarlos. Le daba pereza,
me decía.
Fue
uno de los lectores que más me han apreciado. Seguía mi obra con puntualidad y
procuraba hacerse con todos mis libros. Me hacía comentarios de los que le
gustaban. Era un asiduo de mis presentaciones, aunque siempre se colocara en la
última fila y no me diera tiempo de saludarle y agradecerle su presencia.
Un
día se acercó al Valle de Arán con su moto, pero yo no estaba. Le dije que me
avisara con tiempo para coincidir. Me invitó a su casa de Monells. Y a una casa
que tenía medio cerrada en la isla del Hierro, porque sabía lo que me gustaba
esa isla canaria. No hubo ocasión ni para una cosa ni para otra.
Antes
de emprender mi largo viaje hacia Alaska me escribió una carta diciéndome que estaba disfrutando
con Llueve sobre La Habana, que le
llevaba al pasado, y pidiéndome una dirección de Cuba. Sabía de mi relación con
escritores cubanos y estaba interesado en un tratamiento contra el cáncer que
se experimentaba en la isla. En esa carta no me ocultó la gravedad de su estado
y me dijo textualmente que se moría, pero que aceptaba la idea sin dramatismos,
con serenidad, porque ya había vivido la vida. Ramón había venido al mundo en la
época más dura posible, al terminar la guerra incivil, y nada le asustaba. Le
proporcioné el contacto. Ya no supe más de él, hasta hoy, casualmente, por un
conocido común.
Ramón
se fue discretamente hace algo más de un mes y con 72 años que no aparentaba. Alto, delgado, de facciones marcadas y hablar pausado. Su muerte, aunque esperada y
anunciada, me sacude a pesar de lo poco, realmente, que nos habíamos visto
fuera de librerías, presentaciones o ferias. Pero estábamos allí, el uno y el otro, y lo sabíamos.
Era
una persona excelente y un muy buen
escritor al que pocos conocían y disfrutaban. En eso, Ramón, fui uno de los pocos privilegiados. Y hoy me siento más solo todavía.
Comentarios
Soy Ernesto,su hijo.
Alguna vez él me habia comentado sobre tí,au7nque no recuerdo el por que ni cuando.Si,era bastante introvertido para su faceta artistica,y lo llevó siempre en un segundo plano,dándole siempre una importancia relativa,y considerandose a si mismo en su justa medida.
Entre todos mis hermanos y yo recopilaremos sus escritos e intentaremos darles luz,para que se lean.Eso seguro.
Su enfermedad progresó veloz,en tan solo dos meses y medio desde su diagnostico,falleció.
Nadie esperaba eso...pero todos sabemos que la vida o mejor dicho,la muerte en este caso,actua siempre a su libre albedrío y hemos de asumirlo tal como viene.
Eso no quita lo mucho que nos ha "Jodido a todos"(con perdón)su apresurada marcha,muchisimo.
Como hijo suyo solo tengo buenas palabras hacia él y mucho amor,simepre estará conmigo,y con todos aquellos que le recuerden,fue un gran tipo!!.
Desde el primer al último segundo de sus ultimos dos meses y medio siempre estuvo acompañado de su familia,tranquilo(dentro de lo que le dejó su inquieta mente),sin padecer dolor físico y pudo despedirse de todos y cada uno de nosotros uno a uno.Y a pesar de lo doloroso de la situación,durante y despues nos quedó,queda y quedará una sensación de paz inexplicable;
Su cabeza siempre estuvo serena y consciente a pesar de la morfina,y en una de esas le dije:Papá,si te vas ven a verme...¿eh?,pero da señales claras,no muevas cuadros y cosas asi,que sea evidente ¿ok?.me contestó: Vale,me mearé por las esquinas...
Asi era él,iba mas allá,sentido del humor y aunque cueste creerlo,mucha fé en que todo iría bien.
Referente a lo de la posibilidad,y la invitación de mi padre a que visitarás la casa del Hierro cuando quisieras,y que por circunstancias no pudo ser,me comprometo a decirte que esa invitación queda dispuesta para cuando quieras ir.Se mantiene la voluntad que él tuvo hacia tí,y por mi parte,y por la de mis hermanos me comprometa a que asi se cumpla.A mi padre le encantaría.
Te mando saludos,encantado y estamos en contacto.
gracias.
Ernesto Cabrera
Lamento conocerte en tan dolorosas circunstancias y me alegra saber la entereza con que tu padre se fue de este mundo, que para nosotros la querríamos muchos.
A tu padre lo veía cada vez que presentaba un libro, o firmaba libros en las Ramblas por Sant Jordi. Ahí estaba. Hablábamos un rato. Y luego siempre me enviaba sus relatos premiados, para que los leyera, y yo le animaba a publicarlos. Asi es que cuando se publiquen yo prologo el libro y lo presento, porque será para mí un placer hacerlo.
Gracias por el ofrecimiento de esa casa de Hierro. No lo descarto. Un buen sitio para escribir alguna novela o terminar una que tengo a medias ambientada en una isla canaria.
Mi abrazo y mis condolencias a todos
José Luis