SOCIEDAD
EL ODIO
El
asesinato a sangre fría y por la espalda de la presidenta de la Diputación de
León y del Partido Popular de la provincia Isabel
Carrasco a manos de madre e hija, militantes ambas del mismo partido—no quiero imaginar lo que hubiera sucedido si las
asesinas hubieran sido militantes de un partido de izquierdas—, un crimen vil,
cobarde, deleznable y condenable, ha quedado probado que ha sido debido al
manifiesto rencor de las victimarias hacia la victima que arrancaba de años
atrás y que se ha ido cociendo a fuego lento día a día hasta desembocar en tan
lamentable suceso. De conocidas y tener una buena relación personal pasaron
esas tres mujeres a sentir entre ellas una aversión mutua que ha tenido como resultado
ese lamentable final. Como si se tratara de dos psicópatas de una truculenta
película negra norteamericana, madre e hija planearon en familia durante años
el crimen que en varias ocasiones intentaron hasta que finalmente lo pudieron
llevar a cabo. La saña con la que la madre Montserrat
González descargó el cargador de su pistola en venganza por un litigio
entre la Diputación y su hija Montserrat
Triana Martínez, exfuncionaria de la misma, habla de su odio, y su
posterior confesión del crimen, no mostrando ningún síntoma de arrepentimiento,
sino todo lo contrario, se lo merecía
por el daño que ha hecho a mi familia,
pone los pelos de punta a cualquier persona bien nacida. ¿Les hizo realmente la
todapoderosa Isabel Carrasco la vida
imposible a esas dos mujeres? Nos faltan elementos de juicio y no sé si saldrán
a la luz cuando se celebre el proceso, por lo que no podemos hacer otra cosa
que elucubrar sobre esa inquina personal.siga leyendo en EL COTIDIANO
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