SOCIEDAD / IMPLOSIÓN EN EL PP
IMPLOSIÓN EN EL PP
Al partido en el gobierno se le multiplican los
problemas judiciales en una semana vertiginosa en la que ha entrado en prisión,
acusado de gravísimos delitos económicos contra los bienes públicos (contra la
ciudadanía a la que los políticos se deben) la rana Alfa del charco de
Esperanza Aguirre, Ignacio González, en el punto de mira de la justicia desde
hace mucho tiempo, para que haga compañía a su amigo Francisco Granados.
Un chiste malévolo que circula por las redes afirma
que en las cárceles el PP también tiene la mayoría. Esperanza Aguirre, la
valedora de casi todos los imputados por corrupción en su comunidad, la que
llegó al poder tras el oscuro episodio del Tamayazo, ha presentado la dimisión
de todos sus cargos y se retira, espero que ya sí, de la esfera política. Con
Aguirre la opción de Aznar, la extrema derecha en el PP, se derrumba y ya no
tiene valedores.
Un cada vez más cuestionado presidente del gobierno
Mariano Rajoy deberá declarar por la trama Gürtel, presencialmente o por
videoconferencia, y es bastante seguro que con sus previsibles respuestas vagas
a todas las preguntas del juez Velasco quedará en evidencia por consentir en su
partido una de las mayores tramas de corrupción política de la democracia
española. Tendrá que elegir entre la complicidad o la ineptitud. Y eso sin
contar que su mentor áulico, el periodista que no se enteraba de nada, el que
cuestionó desde siempre la trama Gürtel (simples fotocopias manipuladas, llegó
a decir), Francisco Marhuenda, defensor a ultranza del presidente del gobierno,
ha sido encausado por intentar torpedear una investigación. Tenemos todos los
elementos para la tormenta perfecta que debería hundir esa nave llena de
boquetes que es el PP.
La podredumbre sistémica está instalada en el
partido del gobierno, como una y otra vez las fuerzas de seguridad (un aplauso
a la labor de la Guardia Civil) y los jueces están poniendo en evidencia sin
que la oposición, PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos, se decida de una vez por
todas exigir la dimisión del presidente del gobierno y la convocatoria de
nuevas elecciones.
Urge
en ese PP carcomido la renovación urgente de su cúpula (y allí estará muy bien
posicionada Cristina Cifuentes) o su refundación siguiendo la senda inaugurada
por otro partido político ahogado por casos de corrupción, CDC que se ha
convertido astutamente en el PDCAT.
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