SOCIEDAD / FERRERAS Y EL PERIODISMO BASURA
No es
nada nuevo, pero sí preocupante, la incidencia que tienen determinados medios
de comunicación, por llamarlos de algún modo, en el devenir político de nuestro
país, de su influencia decisiva en los procesos electorales con campañas
planificadas. Se han convertido la mayor parte de ellos en correa de
transmisión de la derecha más ultramontana y se hacen eco de los
bulos y mentiras que se fabrican a diario para laminar a los partidos de
izquierda.
No hace
mucho, uno de los directores de El País, ese diario que un día fue un referente
democrático y ahora es referente de la nada más absoluta, confesó sus oscuras
maquinaciones para frustrar el primer gobierno progresista de coalición de
España. Ese sujeto, que responde al nombre de Antonio Caño, confesó que puso
toda la carne en el asador para evitar que Podemos entrara en el gobierno de
izquierdas. El director, además de escribir editoriales contra ese pacto,
depuró periodistas que abogaban en sentido contrario y actuó como censor. Lo
hizo por el bien de España, dijo en su confesión. Miedo me dan los patriotas de
hojalata. En Antena 3 Vicente Vallés rompe con la deontología periodística al
infiltrar en las noticias de los telediarios que presenta, que deben de ser
neutrales, opiniones políticas: las suyas.
Las
conversaciones filtradas de Villarejo, ese siniestro comisario que estuvo
reinando en las cloacas del estado durante decenios y era una grabadora con
patas, desvelan cómo esa derecha ultramontana instalada en el PP maniobró
durante muchos años contra UP y su ingenuo líder Pablo Iglesias (un hijo de puta, en labios de la
deslenguada María Dolores de Cospedal, que iría a continuación a confesarse por
tamaño insulto con su traje negro y peineta de penitente), cómo con la ayuda de
un tipejo que dirige un libelo que se llama OK Diario, orquestó una serie de
infamias contra el líder morado de la que se hizo eco ese personaje detestable
que reina en la Sexta llamado Antonio G. Ferreras y es tan repulsivo a nivel
ideológico como el del libelo al que mantiene en plantilla a pesar de sus
muchas condenas y saberse que es un ventilador de basura mediática con cero
credibilidad. Ferreras, el impostor por antonomasia, que pone un énfasis
desmedido en cualquier chorrada que sale por su boca, como si se fuera a acabar
el mundo, y anda subido en el euro, viste, encima, piel de progre cuando no es
más que un comparsa de la derecha más extrema. Por suerte, la credibilidad de
ese tipo, que se cree periodista y es un insensato propagador de bulos, está
por los suelos y no espero otra cosa que ver su cabeza rodar, en sentido
metafórico, claro. Bien harían los
tertulianos decentes que se pasan por ARV dejarlo solo con los suyos, los
televidentes apagar el aparato en cuanto salga su cara y firmar para que lo
echen de esa cadena por periodista indigno.
El
frente de la derecha, que se alimenta con ese periodismo basura del que
Ferreras, Inda y Marhuenda son adalides incontestables, tiene valiosos aliados
en la judicatura de la caverna. ¿Cómo se explica que se abran nada menos que
veinte causas judiciales contra Podemos, veinte, debidamente publicitadas en
todos los medios afines a la derecha, y todas se archiven porque realmente no
hay pruebas de nada en ellas? ¿Quiénes son esos jueces, supuestamente
prevaricadores, que abren causas, para perjudicar a determinados partidos
políticos o personajes, sin ningún fundamento, ya que todas se cierran? ¿No
deberían sufrir una sanción ejemplar o es que esos togados, que forman un
búnker ultraderechista, son tan intocables como el bendito Emérito?
Cuando
Pablo Iglesias, vicepresidente del gobierno, tachó a España como democracia
imperfecta muchos fueron los que se le echaron encima y no precisamente afines
al PP o a Vox. Desengañémonos todos los que en algún momento de la vida soñamos
con un mundo mejor y un cambio de sistema. La izquierda, en el supuesto de que
este gobierno socialdemócrata pueda ser digno de dicha denominación, podrá
tener el gobierno pero jamás el poder. El poder está en las corporaciones, en
el IBEX 35, en los medios de comunicación que no son otra cosa que de
desinformación, en un sistema judicial corrupto heredado del franquismo y en
una clase política que no se ha desprendido todavía de su tufo fascistoide
aunque cosméticamente cambie de líder. Con buenas maneras, desde el sistema
democrático tal como está constituido, no se asaltan los cielos sino que se
baja a los infiernos.
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