CINE / ¡GLORIA!, DE MARGHERITA VICARIO
Principios
del XIX, exactamente 1800, y con Napoleón campando por la zona. En el
orfelinato del Colegio de Sant Ignazio, regentado por monjas y Perlina (Paolo
Rossi), un sacerdote muy riguroso con algún pequeño pecado de orientación
sexual hacia el castrato Cristiano (Vincenzo Crea), una veintena de huérfanas
forma una orquesta sacra a las órdenes de ese sacerdote malencarado y
malhumorado y ensaya para la visita que les hará el Papa Pío VII recién
entronizado. De esa orquesta de virtuosas del violín, Perlina excluye a una interna
díscola, Teresa (Galatea Bellugi), llamada la Muda porque el sacerdote le
impone un voto de silencio, a la que quiere casar a toda costa con un anciano
acaudalado. La joven demuestra tener unas dotes extraordinarias para tocar un
piano que acaba llegando a congregación y se enfrenta al rol que le quiere
imponer la sociedad aristocrática de la época y acaba liderando el grupo de
chicas.
La
directora Margherita Vicario (Roma, 1988), actriz y cantautora con alguna
experiencia televisiva, debuta en el largometraje con esta película naif que hace
de esa pasión femenina compartida por la música su núcleo. ¡Gloria! le
sirve para denunciar la discriminación que sufrieron en esos tiempos en la
demarcación de Venecia huérfanas extraordinariamente bien dotadas para ese arte
y que fueron ninguneadas, lo que al parecer es un hecho histórico constatado.
Una
fotografía luminosa, una excelente ambientación de época, algún fragmento casi
de cine musical, hacen de ¡Gloria! una comedia agradable de ver e ingenuamente
optimista, pero también maniquea por cuanto las chicas son muy buenas y el
sacerdote, aparte de desagradable físicamente, resulta ser muy mala persona.
El
clímax, esperable, se alcanza en su escena final, cuando el Papa finalmente
visita el colegio y se topa con una congregación musical que se rebela contra
lo canónico y ataca sus oídos con piezas que decididamente tienen poco de
sacras. Margherita Vicario se desmelena en esa secuencia, se lanza al ruedo y
juega con la anacronía musical, lo que provoca un desenlace chirriante.
Lo
mejor de ¡Gloria! se encuentra casi al principio, cuando la protagonista
femenina, Teresa, extrae la música de cualquier sonido cotidiano; unas sábanas
que se orean, palas que golpean la ropa a lavar, un estornudo, una tos, el
cacareo de las gallinas… Mérito escaso para una película que es simpática y
entretenida, sin más, pretende ser un canto feminista y es ligeramente
homofóbica (la relación entre Cristiano y el cura Perlina no sale muy bien
parada). ¡Gloria! estuvo nominada
al Oso de Oro en el último festival de Berlín, algo que sorprende.
El infierno de Dante, el de una fosa común en donde caen los
fusilados, el de un avión que se estrellará, el de un violador que tiene en su
esposa un aliado, el de un obediente súbdito que cumple a ciegas las órdenes,
el de un atracador al garito de un ruso que se enamora de una prostituta
colombiana, el del que se compra un coche infernal y se va al infierno, el de
que va a parar sin saber cómo a la ESMA, el del que expone en la mejor galería
de Múnich estando vivo, el del cocinero chino cuya paciencia se acaba, el de
que no acaba de saber si está ardiendo o todo es una pesadilla, el del que
encuentra un cadáver a su lado cuando despierta, el del que le tira los tejos a
un travesti sin saberlo, el del padre asesino que adiestra a su hijo en su
oficio, el del que ve cómo aparece un cadáver tiempo ha enterrado y revive su
siniestra historia, el del que huye de la represión franquista en tren, el del
sicario que no pudo matar a un niño, el de esos trenes que van y vienen a lo
largo de su vida, el de un sospechoso inspector de policía cubano, el del
cazador cazado, el del que ve crecer hierba en una piscina mítica, el del que
quiere ser incinerado en el Valle, el del que ve abrir esa última puerta, el
del que queda prendado por una rubia en un bar, el del sicario que falla todos
los disparos, el del que se pasea por Nueva Orleans, el del que no aprieta el
gatillo y el del que aprieta el gatillo y se harta del calor de la Costa del
Sol. Todos los infiernos en un solo libro: "Los infiernos"
(Vencejo Ediciones, 2024).
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