CINE / DIVA FUTURA, DE GIULIA STEIGERWALT

 


Tercer retrato de un rey del porno, que yo recuerde, tras Boogei Nights de Paul Thomas Anderson y El escándalo Larry Flint de Milos Forman. La directora italiana Giulia Steigerwalt (Houston, 1982), nacida en Estados Unidos, recrea la vida del pornógrafo italiano Ricardo Schicchi (Pietro Castellito), y lo hace desde un punto de vista dulce, hablando de la inocencia de ese primer porno humanista, hijo de la marea sesentayochista y hippie, que se consideraba a sí mismo al mismo tiempo transgresor y liberador.


A través de innumerables flash backs, asistimos a como Ricardo Schicchi crea su propia marca de éxito, Diva Futura, abre clubs eróticos por toda Italia, rueda películas porno y lanza al estrellato entre otras a Ilona Staller (Lidija Kordic), la Cicciolina,  o Moena Pozzi (Denise Capezza), una diva de ese tipo de cine. A esta versión tierna del porno de aquellos años se contrapone la dura que entró cuando empezó a campar en el mismo terreno Internet y el sadismo y la sumisión de la mujer empezó a moldear los gustos de los consumidores de ese tipo de cine y acabó con las pornstar y las productoras clásicas.


No es Diva Futura ni un film porno, ni siquiera erótico, a pesar de que se centra en el negocio del sexo cinematográfico de los años ochenta, es más bien un film triste y dramático que recoge la temprana muerte de Moena Pozzi, que, tras ser rechazada como actriz seria en todos sus intentos de saltar al cine convencional y fracasar en su salto a la política para ser la alcaldesa de Roma, antes de fallecer pidió a Ricardo Schicchi que la dirigiera en su film póstumo; del paso a la política de Ilona Staller con su Partido del Amor, y de la peculiar situación matrimonial que mantiene el creador del emporio Diva Futura con Eva Henger (Tesa Litvan), empeñada en dirigir su carrera hacia el cine porno cuando este ya estaba en decadencia por la irrupción de internet.


Diva Futura adolece de un guion caótico pero mantiene un halo de nostalgia por ese pasado ilusionante del amor libre que duró poco, y habla de la inocencia de ese director, muy bien interpretado por Pietro Castellito, que no explotaba a sus divas ni las trataba como simple mercancía carnal sino que empatizaba con ellas, las quería y respetaba. La relación de amistad con su secretaria, Debora Attanasio (Barbara Ronchi), siempre al margen de los rodajes calientes que se producen a su alrededor y fiel a su jefe hasta el último momento, es enternecedora.

Presentada en el Festival de Venecia y en el Atlántida Film Festival de Mallorca, la pueden ver como primicia por cortesía de Filmin en su plataforma antes de su estreno en salas.

LA COLONIZACIÓN ESPAÑOLA DEL NUEVO MUNDO DIO LUGAR AL MESTIZAJE, Y NO SIEMPRE FUE FORZADO. UNA HISTORIA DE AMOR Y SENSUALIDAD QUE TRASLADA AL LECTOR A 1492. UN VIAJE ÉPICO A LOS CONFINES DEL MUNDO DESCONOCIDO.

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