EL APUNTE

LO QUE DIO DE SÍ
EL VERANO
Hemos tenido un verano especialmente caliente, y no sólo por las altas temperaturas. Hemos visto, con impotencia, como al régimen iraní ahogaba en sangre a los opositores de la revolución verde, tras unas elecciones fraudulentas, y sepultaba las ilusiones de un pueblo que empieza a hartarse de gobiernos teocráticos y desea respirar nuevos aires de libertad. Se ha abierto una brecha dentro de la llamada revolución islámica iraní entre el ala más aperturista de la misma y la inmovilista, y ha ganado la partida esta última. Puede que lo peor de la represión esté por llegar, pues ya planean penas de muerte para los disidentes que encabezaron esa marea humana que hizo tambalear durante semanas el régimen de Mahmud Ahmadineyad, por lo que habrá que estar muy atentos y movilizarse para impedirlo.
En otro orden de cosas, el presidente de Venezuela Hugo Chávez sigue en su deriva autoritaria y en sus intentos de ahogar cualquier tipo de oposición, clausurando cadenas televisivas, radiofónicas y diarios, y considerando delito cualquier protestas ciudadana contra el gobierno, algo que en un estado democrático resulta intolerable. Los logros sociales del mandatario venezolano, que los hay y posibilitan que una y otra vez gane las elecciones, van a quedar sepultados por sus arbitrariedades autoritarias, sus amistades peligrosas ─ Mahmud Ahmadineyad y Gadafi ─ y su obsesión por buscar la confrontación, ya sea con la vecina Colombia, ya sea con Estados Unidos ─ error garrafal de Obama al aceptar el ofrecimiento de Uribe para utilizar sus bases, dicho sea de paso ─, repitiendo clichés que ya son obsoletos con el cambio de inquilino en la Casa Blanca. Contra Bush Chávez tenía mucha más gracias que ahora.
Y en Estados Unidos se ha acentuado el desprestigio de la CIA hasta unos niveles jamás conocidos al desvelarse una serie de protocolos de interrogación basados en la tortura pura y dura ─ ahogamientos, amenazas de violación, utilización de taladros, ejecuciones fingidas, golpes, vejaciones, etc.…─ y que se ha venido aplicando durante toda la era Bush/Cheney. Aunque Barak Obama dijo que había que mirar adelante y no atrás, la justicia norteamericana parece que le va a desoír. Son tantas las evidencias de delitos flagrantes, tantísimas las vulneraciones a la ley cometidas en base a una hipotética seguridad nacional, tantas las mentiras esgrimidas para beneficios de particulares ─ la siniestra empresa Black Water (¡qué mal sonaba ese nombre!) se ha convertido en XE ─, que habrá que buscar a los responsables de todos esos desaguisados y sentarlos en el banquillo. La cosa puede complicarse, y mucho, para los responsables de esos años de política nefasta. Si se lleva a juicio a los agentes de la agencia que cometieron esas arbitrariedades, estos apuntarán, como es lógico, a quiénes se las ordenaron, y en el vértice de esa pirámide de órdenes está el silencioso Bush, el vocinglero Cheney y el desaparecido Rumsfield.
Y en España el curso se inicia movido por las presuntas escuchas al PP, no demostradas ni denunciadas a los tribunales, por la crisis galopante ante la que el gobierno se ve desbordado pese a las buenas intenciones de sus medidas ─ subsidios de 420 € a los parados que agoten la prestación de desempleo y un plan E de ayuda al empleo mediante la promoción de obra pública que ha sumado 400.000 nuevos empleos─ y por la pandemia de la gripe A que nos cerca a todos y cuyo goteo de muertes empieza a resultar inquietante.
A todo eso sigue la lacra de la violencia de género y uno se entera que a Miguel Carcaño, el presunto asesino y violador de Marta del Castillo, le salen miles de novias.
Apaga y vámonos.

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