DIARIO DE UN ESCRITOR
Barcelona,
15 de junio de 2012
Este
es un año tenso y apocalíptico, de sustos diarios. Así es que lo que pasó en la presentación de Patpong Road era previsible. René Lodosa, el protagonista
de la novela, es un escritor maldito. Ficción y realidad se retroalimentan
constantemente en mis libros, y a veces la ficción se anticipa, como una fatal premonición, a la realidad. ¿Soy yo también escritor maldito? A juzgar por
las vicisitudes en la presentación de la novela en la Casa del Libro de
Barcelona, sí. Así es que celebré mis bodas de plata con esa tortuosa amante
que es la literatura, sin libro, algo que no me había pasado en mis veinticinco
años como escritor. Y fue una lástima porque entre Empar Fernández, Pablo
Bonell Goytisolo y yo mismo conseguimos llenar hasta los topes la enorme sala
de presentaciones de la librería de la Rambla de Catalunya. Así es que gracias
a todos y a cada uno de los que por allí se acercaron (Poma, Leo, María, Antonia,
Margarita, Susana, Alicia, Julia, Alex, Teresa, José María, Carmela, Ana, Jesús, Ángels, Karin,
Raúl, Marc, Tania, Santi, Rosa, Ramón, Paula…y los que me olvido) y se fueron sin mi
libro dedicado porque no estaba.
Presentar un libro sin libro tiene su qué. Un
punto de surrealismo. Crea, sin duda, expectativas sobre el objeto ausente. Es un misterio. ¿Dónde está
mi libro? Pues no lo sé, realmente. Suerte que yo tengo el mío. Tras las palabras de Empar
Fernández y Pablo Bonell Goytisolo, que hablaron de su novela presente Hombre
muerto corre, glosó Patpong Road Julio Murillo y lo hizo con su magisterio
habitual y su generosidad de amigo de doce años. Mi rostro de cabreo (Pablo
Bonell Goytisolo me dijo que era la viva imagen de Robert de Niro y no andaba desencaminado:
Robert de Niro en El cabo del miedo, por ejemplo, con ganas de ceñir un alambre
de acero al cuello de los responsables de ese desaguisado; otro asistente me comentó que me parecía a Naipul, premio Nobel de literatura y tipo de cuidado) se dulcificó
automáticamente cuando entró en la sala la asistente más joven, apenas diez
meses de vida, ojos azules enormes y rizos rubios que, pese a su corta edad, se
comportó de forma muy educada y apenas si farfulló algún sonido. Cambió mi cara y hasta yo lo noté. Se hizo la luz en la borrasca. Así es que con
la expresión menos tensa, hablé de mi libro fantasma y maldito, del porqué de
su escritura, de si yo soy o no soy René Lodosa, de los distintos grados de
prostitución, de mi literatura sensorial, del fatalismo como núcleo de esta
novela negra en donde no se comete un solo crimen, de lo depredador que es Occidente,
del encanto de Oriente, de los dos viajes que hay en la novela, el exterior y
el interior, del erotismo descarnado que recorre todas sus páginas, de lo
original que era celebrar mis bodas de plata sin tener el libro presente. Así
es que sí, sin duda fue la presentación más extraña en la que he participado,
pero que no se repita. Y lo mejor de ella, sin duda, ver reunidos en pocos
metros cuadrados, en dos filas de la sala de presentaciones, por caprichos del
destino, a mis seres queridos.
La foto es cortesía de mi buena amiga La Psiquiatra Argentina.
Comentarios
Yo, que no fuí, aunque me hubiera gustado, quiero estar en esa lista y quiero tener uno de esos libros frmados. Así que ya nos pondrás al corriente para que así pueda ser.
Aunque pienso, que mejor me lo compro (no sea que no aparezcan) y luego quedará pendiente tu firma.
Creo que eso de que se perdiera lo hace aún mucho más interesante. Ya lo verás.
Un abrazo..
Enhorabuena José Luis , y en la celebración de tus bodas de oro , que rebosen las estanterías con tus éxitos.
Felicidades por los éxitos y como dijo aquel, "adelante que son pocos y cobardes".
Felicidades de nuevo