CINE
Crónica desde el
festival de San Sebastián
PÁGINAS VERGONZOSAS DE NUESTRA HISTORIA, UNA HILARANTE MUESTRA DE
HUMOR NEGRO, GORE COREANO DE CALIDAD Y UN PASEO POR LOS SÓTANOS AUSTRIACOS
Más
adolescentes inadaptados y violentos. Una plaga si atendemos la cantidad de
películas que tratan el tema presentes en el Festival. Bande de filles, que se proyecta en la sección Perlas, es
desoladora y no porque sea una película especialmente dura a nivel visual. Una
chica negra maltratada en su casa por su hermano mayor, que asume el rol de
padre, habitante del inhóspito banlieue,
decide unirse a una banda de chicas de su mismo color, unas chonis poligoneras de ascendencia africana, que se dedican a
pelearse con otras bandas y a pequeños hurtos cuando por su mal expediente
académico se le cierran las puertas para seguir con sus estudios. Celine Sciamma (Pontoise, 1980) retrata
ese grupo salvaje femenino con sumo cariño—las chicas,
además de encanto, derrochan simpatía y comunican bien—pero no le da ninguna esperanza de rehabilitación. Lejos de
reivindicar un cambio social o buscar un culpable a su situación, esas
muchachas marginales lo único que buscan es ropa cara, maquillaje, alojarse en
lujosos hoteles con las ganancias de lo que roban y tener un chico que las
proteja: unas jóvenes airadas de lo más convencionales. Banda de chicas es un retrato de esos suburbios infectos, colmenas
de inmigrantes recluidos en guetos perfectamente separados que, de cuando en
cuando, crean problemas e incendian las periferias de las grandes ciudades en
estallidos de rabia incontrolados. Un grave problema de integración
sociocultural que tiene Francia en sus entrañas.
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