LITERATURA / TUMBAMUERTO, DE ÁLVARO VALDERAS
Tumbamuerto
Álvaro Valderas
Álvaro Valderas (La Bañeza, 1965), escritor leonés afincado en Panamá, ubica los 8
relatos de Tumbamuerto (Ediciones del Serbal, 2017) (Avenida Tumbamuerto, Perkins Motel, Barco en
llamas, Compañero de viaje, Una cabeza en la hierba, Glock and roll, Taxi y ADN) en el país caribeño en donde
reside y que le ofrece una variada temática narrativa para conformar ese libro
de relatos negros cuyo único reproche sería su brevedad.
El autor de El oro de Noriega
recoge en sus páginas la esencia
caribeña de su país de adopción, esa
confrontación brutal del eros/ tanatos (gracias al sexo constante se reponen todas
las bajas, se olvidan las penas, reza en la contraportada) en unos relatos
amenos, adictivos y escritos con desparpajo en una prosa ajustada a su temática.
Tú sabes cómo es la cárcel aquí, no
resistirías. En la primera semana, te van a tatuar en el trasero “Banco de
semen” y, debajo, “Pase sin llamar”, y te volarán los dientes para que no
tengas intenciones de morderlos cuando estés chupando. La mitad de los presos
tienen sida y otras enfermedades, así es que puedes contar con que antes del
año ya serás enfermo terminal. Ahórrate tanto dolor.
Perkins Motel es un nada velado homenaje a Psicosis
de Alfred Hitchcock: en muy breve
tiempo, casi sincronizados, se producen tres asesinatos encadenados con una
asesina que es asesinada a su vez y su asesino prueba también su medicina. Traficantes de drogas que se las prometen muy
felices corretean por Barco en llamas;
taxifóbicos que han sufrido atropellos delictivos por parte de conductores sin
escrúpulos en Taxi; fiesteros
salvajes que se entregan al sexo (Como
decían que era en extremo fogosa, por si acaso me tomé otra pastilla, me metí
otras dos rayas de cocaína y me llevé un gel para recomponer las partes ya castigadas
en la dura lucha) y al alcohol en Glock
and roll; especialistas en hacer desaparecer a la gente transitan por ADN, algunos de los relatos que
conforman el libro y que destacaría especialmente.
La carnalidad del Caribe— La radio
parece burlarse de él por inadaptado, como le decía la Peggy, la bruja de la
directora, paseando su perfume excesivo y sus jamones también excesivos
ajustados en unas medias de malla negras que la hacían ver como una suculenta
cabaretera de la cintura para abajo—frente
a la banalidad de la muerte— Sin importarme lo que pudieran
opinar mis vecinos ocasionales, abrí el maletero, me puse los guantes y
saqué como pude aquel bulto enorme envuelto en plástico y atado con cuerda de
tendedero lo fui arrastrando como pude hasta el borde del agua.
En el Caribe, cada día hay doce horas de sol y doce
de sombras, reza la contraportada
del libro. Eso encontrará el lector exigente en este breve libro de relatos
caribeños en los que el horror queda tamizado por el humor macabro.
LA MANZANA HELADA (Bohodón Ediciones. 2017)
Una crónica novelada de un viaje y una mirada
crítica sobre la sociedad y sobre sí mismo en unas páginas infestadas por el
amor al cine, y al arte en general, en donde se juega constantemente alrededor
de la autoficción y en las que el autor reflexiona, además, sobre el sentido de
la literatura y la vida.
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