LITERATURA / LA FAVORITA DEL HARÉN, DE ANDREU MARTÍN
LA
FAVORITA
DEL
HARÉN
Andreu
Martín
Hay que haber tocado todos los palos
habidos y por haber, y llegado a lo más alto, para hacer un quiebro en el
camino y retornar a los orígenes. Andreu
Martín está en la cúspide de la novela negra por derecho propio y en su
haber tiene novelas emblemáticas, clásicos que no envejecen como Prótesis, y algunas otras que son
divertimentos. Si hay alguien en este país que disfrute jugando con la
literatura, como hizo Julio Cortázar,
ese es el autor de Cabaret Pompeya
que, por cierto, es una de sus mejores novelas.
Puede que Andreu Martín esté fabricando una saga para la editorial Alrevés
tras El harén del Tibidabo, a la que
ahora sigue La favorita del harén.
Explota en este segundo título la parodia más descacharrante para dar juego a
sus estrafalarios personajes en una intriga que parece remitir a los tebeos de
antaño. No olvidemos, y él no lo olvida sino que lo reivindica, que el autor de
Bellísimas personas escribía guiones
para la mítica Bruguera, y a ese tono festivo y desenfadado parece regresar con
este díptico que gira en torno a un mítico burdel barcelonés.
Ese tono vale para la descripción de sus
personajes — Él es lo que los franceses
llamarían un faux fofo, un falso fofo, apariencia de oso de peluche y consistencia de
pedazo de hormigón armado; ella es una especie de Venus de Willendorf, de edad
no indefinida sino infinita, capaz de resistir cualquier desgaste desde el
paleolítico acá— como para las situaciones — Y los otros tres miraron sus respectivos Rolex de oro, porque uno se
hace narco, sicario y asesino para poder lucir Rolex de oro, y salieron a la
calle . Que uno de los gánsteres sea gay fofo y se llame Gordito— Anduve
hacia la sal la regia meneando el culo, dando por supuesto que me seguirían. El
ademán femenino y el meneo en un hombre causan maravillas en gentuza como el Híper
y su trío. – parece un autoguiño del
autor creador de tantos personajes oscuros y rocosos.
Quizá lo más novedoso de la novela sea
cuando su autor reflexiona sobre su
propia escritura, aunque sea a costa de romper la trama, al introducirse en
ella y desvelarnos que estamos en manos de un creador sin trampas que juega con
nosotros y nos lleva por donde quiere: Soy
consciente de que ya he utilizado los adjetivos catastrófico y apocalíptico, así que no sé qué otro usar ahora,
porque aquello fue superior a cualquiera de las catástrofes y los apocalipsis
que he vivido en mi vida. Acaso la palabra adecuada sería hecatombico, que, si
no estoy equivocado, se refiere al sacrificio de cien vacas en honor a la diosa
Hécate, ¿puede ser? Bueno, me parece que la diosa Hécate no era imprescindible
en el montaje, porque ahora no tengo a mano la Wikipedia, pero dejémoslo en un pifostio
del copón.
La
favorita del harén es
un divertimento, y como tal hay que tomárselo; un viaje a los orígenes de ese Andreu Martín ligado al mundo del cómic
que pasó luego a la novela negra y se hizo más serio y solemne y ganó un montón
de premios. Y ahora permitidme que recurra al clásico bis bis bis, xiu, xiu, xiu, bla bla bla de los tebeos antiguos, porque lo
que máquinarón Priscila y el Gordito salió exactamente según sus deseos. En las
novelas, en los cómics y en las películas, el autor solo describe con detalle
lo que pretenden hacer sus personajes cuando las cosas no suceden según ellos prevén.
Y en esta ensalada negra desdramatizada,
entre gorditos, policías que se llaman Priscila, travestis con cara de Marilyn
Monroe (podría estar también Carmen de
Mairena) no podía faltar una referencia
al movimiento independentista que marca la hoja de ruta del país, Cataluña, en
el día de la marmota en que se ha instalado: Recorrimos los últimos kilómetros en caravana con una legión de
autocares y vehículos que ondeaban
banderas esteladas y señeras y ostentaban pancartas con eslóganes favorables
a la independencia de Cataluña. Eso sí que es un pitosfio del copón y da
para un cómic descacharrante.
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