LITERATURA / EL VIAJE INFINITO EN LA SEMANA NEGRA DE GIJÓN
EL VIAJE INFINITO EN LA
SEMANA NEGRA DE GIJÓN
A Quemarropa (redacción)
Pocos amigos tan antiguos tiene este festival como José Luis Muñoz, uno de los autores
presentes en la inolvidable primera Semana Negra, en el puerto de El Musel,
allá por el ya lejano año 1988. Treinta y dos años de amistad, para más señas.
El escritor salmantino, 37 años por entonces, bordea ya la setentena y cuenta
ya con nada menos que cincuenta títulos a sus espaldas. Se acordaba Muñoz de aquella primera SN y se
recreaba en «la nostalgia de muchísimos colegas que ya no están con nosotros» y
en los «recuerdos imborrables de aquellas primeras semanas negras que eran espectaculares»,
bien es cierto, apuntó con humor, que, «entre otras cosas, porque con treinta y
tantos años, yo tenía mucha más marcha de la que tengo ahora»
.
El viaje infinito
es —explicó su autor— «un libro muy especial»; no un título más entre esa
mareante cincuentena de los firmados por Muñoz. Hay, dijo, tres títulos
concretos que concitan en él un cariño especial por ser «un poco más personales»;
por haber
sido escritos, explicó, «para conocerme»: Patpong Road, de 2011, «una reflexión
sobre la vida con envoltorio de novela erótica», y La manzana helada, «un tributo a Nueva
York en invierno» son dos de ellos; El viaje infinito es el otro.
Protagonizada por Roberto Luis Wilcox, hijo de un bon vivant
de ascendencia británica
que viajará por medio mundo y será escritor, aunque no de
éxito, la novela presenta «la vida, los amores, los desamores, las
frustraciones, las alegrías y los golpes del destino de ese personaje narrados
desde todas las habitaciones de los hoteles que lo vieron pasar, desde modestas
pensiones a hoteles de lujo, de París a Nueva York, de la India a Samoa». Y es
un libro —explicó Muñoz— «de
homenaje al viaje en sí».
Muñoz, gran
viajero, encuentra en tales viajes, desde siempre, una enorme inspiración. «De
todos los viajes que hago vuelvo con una novela o una historia», dijo ayer.
También es El viaje infinito «un
homenaje a la literatura que me formó, que me gustó; la de la infancia, que fue
determinante para animarme a escribir», expuso. Todos los viajes que hace
Wilcox «son viajes relacionados con la literatura; con lecturas de ese
personaje que cuando era niño, leía novelas y soñaba con destinos lejanos».
A Muñoz lo
presentó otro grande, Carlos Zanón,
que alabó esta novela como «un compendio de estilos» que mezcla la literatura
de viajes, la novela negra e incluso la erótica e incluye «un diálogo muy
interesante del personaje sobre la imposibilidad de que la vida real sea la de
los libros y al revés». Muñoz
explicó asimismo que, através de esta novela, también quiere transmitir «una
reflexión sobre el papeldel escritor en estos tiempos de literatura light,
políticamente correcta»; y que es además «un canto a la insatisfacción» y al
«crear una vida nueva constantemente» que tiene mucho de él mismo, también él
una persona insatisfecha por más que «las obsesiones
vayan cambiando a medida que uno va madurando».
Pardiez que es un honor que venga a Gijón a contárnoslas.
Comentarios