CINE / CORPUS CHRISTIE, DE JAN KOMASA
CORPUS CHRISTIE Jan Komasa
Potencia visual, furor interpretativo y originalidad
no le faltan a este film polaco
candidato al Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Jan Komasa (Poznan, 1988) narra la
experiencia de David, un joven y violento delincuente juvenil obsesionado por
la religión, que se disfraza de cura para huir del reformatorio y asume su rol
con tanto entusiasmo que llega a creerse sacerdote y asume, en la pequeña
localidad a la que va a parar, un papel de sanador para curar una vieja herida que
divide a la población (un accidente de coche que acaba con sus jóvenes
ocupantes muertos) por medios poco ortodoxos.
El de la impostura, que acaba imponiéndose, no es un
tema nuevo en el cine (ahí está El general
de la Rovere, dirigido por Roberto
Rossellini e interpretado por Vittorio
de Sica, o, más recientemente, El
capitán de Robert Schwentke). Jan Komasa sitúa al
espectador, con una parquedad de imágenes ejemplar, en el entorno violento del
reformatorio en una turbadora primera secuencia y enseguida fija la cámara en
ese portentoso, histriónico e inquietante actor principal, amo de la función,
verdadero monstruo que devora a todos los que hay a su alcance, que es el joven
actor Bartosz Bielenia al que es
difícil aguantar su mirada enloquecida.
El film se tambalea en cuanto David, el falso
sacerdote, emprende esa especial cruzada de sanación de su rebaño pastoral
(tampoco es muy creíble que el viejo sacerdote de la localidad lo acepte sin
más, sin comprobar ninguna credencial), y en su final (la redención es
imposible porque la sociedad no permite a ese muchacho con vocación religiosa
ser cura por sus antecedentes) que acaba en revuelta. Sobre jóvenes rebeldes
sigo prefiriendo La soledad del corredor
de fondo de Tony Richardson aunque
no se le pueda negar a este film polaco un indiscutible punch subrayado por la
fotografía azulada de Piotr Sobozinski,
la sabiduría de los encuadres y la sintaxis del montaje. Jan Komasa, afortunadamente, deja a un lado las moderneces que
enturbiaron su film bélico-romántico Varsovia
1944 para contarnos con sobriedad este drama sobre impostura y religión que
deja en el espectador un sabor agridulce y lo mantiene atento casi dos horas.
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