CINE / SONG TO SONG, DE TERRENCE MALICK
SONG TO SONG / Terrence Malick
Siguen llegando películas del director texano en cascada y
sigue la fiebre creativa del director de Malas tierras y La delgada
línea roja tras décadas de silencio auto impuesto. Parece que el realizador
de El árbol de la vida se esté desquitando a marchas forzadas de su
parón y trate de recuperar el tiempo
perdido desde 1978.
No acaban los críticos y el público en ponerse de acuerdo
qué clase de disciplina practica este hermético director de cine que jamás
promociona una película, no concede entrevistas y no es amigo de fastos y
festivales. En Song to song hay algo de eso último. Terrence Malick
aprovecha un festival de música en Austin, Texas, que le permite incorporar a Iggy
Pop y Patti Smith haciendo de sí mismos, para rodar esta película
paralelamente al rodaje de Knight of Cups y se trae unos cuantos actores
de ese film: Natalie Portman y Cate Blanchet. Si en la precedente
los planos eran semicirculares y envolventes, siguiendo un estricto ballet de
imágenes bucle, en esta, Malick es más tradicional en la planificación,
no abusa tanto de la voz en off o de los diálogos fuera de plano de sus actores
y hay más historia.
Cook (Michael Fassbender, desatado) es un promotor
musical de Austin, un triunfador y también depredador amoroso prendado de la
atractiva camarera Rhonda (Natalie Portman) a quien hace infeliz por su
promiscuidad y sus continuas infidelidades. BV (Ryan Gosling), amigo
desde hace muchos años de Cook, que quiere introducirse en el mundo de la
música, y Faye (Rooney Mara) forman una pareja estable. Tanto Cook como
BV intercambian sus parejas en un juego erótico amoroso que evidencia su vacío
existencial.
Como ya sucedía en Knight of Cups, hay una lectura
moral tras el aluvión de bellas imágenes y sus correspondientes acompañamientos
musicales. Las reglas del juego del show business implican un tipo de vida
vacuo y disoluto en el que Terrence Malick nunca ha entrado porque es un
outsider dentro del mundo de Hollywood, un antisistema al que algunos críticos
consideran más videoartista que director de cine. No faltan en la película,
dotada de ritmo y bien musicada, en cierto modo un musical melodramático, los guiños a la naturaleza a los que el
director de Días de cielo nos tiene acostumbrados, la excelente música y
la fotografía extraordinariamente bella de Emmanuel Lubezki que le
acompaña en todas sus últimas aventuras cinematográficas.
Con Malick no caben términos medios. O se le adora,
cada vez menos, o se le detesta, cada vez más, y ahí está el cúmulo de críticas
negativas que tildan la película de estirada como un cliché, sonrojante en su
erotismo barato de anuncio de perfume, cansina, previsible, etcétera. Estaba a
dos años de filmar la impostada A Hidden Life. O te dejas llevar por sus
imágenes, o te sales del cine.
Ya está disponible mi novela épica sobre la conquista de México por Hernán Cortes "El centro del mundo" (Almuzara, 2020), quince años de escritura y documentación que cristalizan en una novela histórica que también lo es de aventuras. Un viaje a uno de los momentos más dramáticos de la humanidad 500 años atrás. Una de las epopeyas más colosales del ser humano. Un enfrentamiento entre dos civilizaciones en un escenario tan bello como hostil.
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