LITERATURA / VAIS A DECIR QUE ESTOY LOCO, DE ANDREU MARTÍN
La capacidad que tiene
Andreu Martín (Barcelona, 1949) para sorprendernos, y sorprenderse a sí mismo,
no tiene límites. Frente a otros autores de género negro acomodados con
protagonistas fijos (excepcionalmente Andreu y Jaume Ribera comparten a
Flanagan, un héroe juvenil) y ambientes familiares, el barcelonés, uno de los
iconos indiscutibles de la novela negra española, innova constantemente en
tramas y estilos en cada una de las novelas que salen de su cabeza sin
repetirse nunca.
Vais a decir que estoy loco, como índica el título y la espléndida portada de
Alrevés, es una novela escrita por un loco —A mí Lucifer se me acaba de
revelar ahora.
— y, además,
psicópata —Solo tienes que presionar el resorte con el pulgar y empujar hacia
adelante para que, con ruido de cremallera, la hoja salga la luz afilada como
la de un bisturí. Entonces, adelantas el brazo y efectúas un movimiento así, de
derecha a izquierda, trazando una línea recta sobre la papada grasienta.—aunque esto último no está
muy claro del todo y el lector dude hasta la última página, y más allá de ella,
de que todo lo que dice hacer su estrambótico protagonista haya sucedido
realmente. La locura tiene esas licencias.
El autor de Cabaret Pompeya, que próximamente va a
ser reeditado por Siruela, y psicólogo de formación crea uno de sus personajes
más retorcidos y complejos de toda su novelística en donde esa clase de tipos
abundan porque Andreu se siente más a sus anchas con esas malísimas personas
que con las bellísimas. Francesc Ascás, un joven que oye voces y dice cosas
raras, dibuja cómics (autoguiño al guionista que fue Andreu Martín en su época de El Víbora) —Y ya estoy
dibujando. Con los auriculares puestos, en el pequeño piso que he convertido en
laberinto, sin pastillas, hago bocetos de los personajes que quiero añadir a mi
historia. —está enganchado a las
predicciones de una maga televisiva —Porque la chica de las gafas
es Ada Maga, la cartomántica de la tele. Ella en persona. No se parece mucho
porque la tele las maquillan y la tele cambia mucho a las personas. — vive una realidad paralela
encerrado en su vivienda, sin relacionarse con nadie salvo con su vecina.
Cuando esta aparece muerta, la policía lo acusará de homicidio, por ser el loco
de la escalera, porque ya se sabe que un loco es capaz de todo: Según lo que haga, lo que diga, según que
músculo mueva, caerán sobre mí y me pondrán las esposas. No quiero parpadear,
tengo que cuidar lo que hago con las comisuras de los labios, me encuentro mal,
me dan ganas de dormir, la taquicardia hace que me tambalee.
Andreu Martín traza a la
perfección el perfil psicológico de su psicótico y estrambótico protagonista,
nos adentras en sus pesadillas y visiones
—No quieren oír el alboroto y no quieren ver
los demonios reptilianos y venenosos que corren entre sus piernas—. Pocas líneas necesita el
autor de Prótesis para situarnos en
los ambientes en los que se suele mover Francesc Ascás: Vamos a comer a un restaurante de la plazoleta de abajo, menú de nueve
euros con setenta y cinco, olor a porros y vino tinto con gaseosa.
Aprovecha la ocasión
Francesc Ascás, y por ende Andreu Martín, para hablarnos de algunos de los
psicópatas más renombrados de la historia criminal de Estados Unidos y sus hazañas
escalofriantes: Y que su objetivo era su
madre quedó claro el día que se vio acorralado. Se dio cuenta de que el sheriff
del pueblo sospechaba de él, temió que estuviera a punto de detenerlo y,
entonces, se fue a su casa y se cargó a mamá. Con un martillo. Luego la
decapitó y violó la cabeza. Después, cocinó y comió parte de sus vísceras y
durmió cuatro noches con el cadáver. Con dos líneas es capaz de darnos una acertada
descripción física: Es de esa clase de
gente que no tienen huesos y articulaciones: sus extremidades son blandas,
inconsistentes y ondulantes, como de plastilina.
Tiene la capacidad el autor
de meterse en el interior de una mente psicótica y describirnos con todo lujo
de detalles el placer que el criminal experimenta cuando se cobra una víctima: En un primer pronto instintivo y impetuoso,
el asesino sólo piensa en atrapar a su presa y matar. Ahora mismo, pegar dos
zancadas, sacar el cúter del bolsillo, el pulgar pulsa el resorte, con un
movimiento casi imperceptible hace que salga la hoja, ruido de cremallera,
ataco por la espalda y paso la hoja por el cuello esbelto, suavemente,
ssssssssssss, cortando la carótida, o la aorta, lo primero que encuentre,
liberando el chorro de sangre que conecta directamente el corazón con el
exterior.
Y no falta el humor, muy
negro e incorrecto, como debe ser, cuando describe a un portero de discoteca: Aprovecho para intentar hacer lo mismo, pero ahora quien me cierra el
paso es un troll caníbal de sangre negra, que a fuerza de ejercer de gorila
está mutando en gorila, cabeza ovalada como una pelota de rugby, empotrada
entre dos hombros enormes; los brazos largos como para rascarse las rodillas y
las piernas arqueadas. O esos dos policías que lo interrogan: Parece que el policía estofado no tiene intención de continuar
hablando, así que toma la palabra el ventrílocuo.
La novela, terrible,
enloquecida, es un brillante estudio de la psicología criminal: Tienes que conseguir que tu víctima sea muy
consciente de su anhelo de vivir, de que la vida es su posesión más preciada,
tienes que hacer que se agarre, que te suplique … Pero,
¿ha asesinado o no Francesc Ascás a su vecina? Si quisiera
matar a esta mujer, no le golpearía con el puño los morros hasta que se le
cayeran los dientes. Eso tiene que hacer mucho daño. Me destrozaría los
nudillos. ¿Es
Francesc Ascás un asesino en serie? No
tiemblo, no tengo sueño como no me siento especialmente alterado ... son los
genes familiares de los asesinos en serie. ¿O un impostor que se engaña a
sí mismo y engaña a los lectores con atrocidades que solo ha cometido con su
mente distorsionada? Lo que sí sabemos es que Andreu Martín ha dado de nuevo en
el clavo, nos ofrece una novela original, terrible y divertida a partes
iguales, que engancha al lector y lo revuelve como si estuviera en una
atracción de feria.
“La colina del telégrafo” es, pues, una excelente novela
negra, una pieza literaria de exquisita confección que combina con soltura y
acierto los elementos propios del género: crimen, investigación, transgresión,
maldad, depravación... Pero es al mismo tiempo una inteligente incursión en las
oquedades más oscuras de la mente, en los terribles destrozos que una contienda
criminal como es la guerra moderna llega a causar de uno u otro modo en quienes
han participado en ella, y de cómo, tal vez, quizá, aunque esto sea más bien
una interpretación mía a posteriori, las guerras son en realidad el caldo de
cultivo perfecto para dejar brotar esa iniquidad ancestral, ese brutal instinto
de supervivencia que anida, en mayor o menor media, dentro de cada uno de
nosotros: nuestros demonios más ocultos, el animal sanguinario que fuimos y que
todavía somos."
CARLOS MANZANO en ENTRETANTO MAGAZINE
COMPRE CON UN CLIC LA COLINA DEL TELÉGRAFO
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