LITERATURA / LA FRAGILIDAD DE LOS CUERPOS HUMANOS, DE CARLOS MANZANO
La
solvencia narrativa del zaragozano Carlos Manzano queda acreditada por sus tres
excelentes libros de relatos (Estrategias de supervivencia, Lánguidos
sueños y Hubo un tiempo en que lo fui todo) y sus no menos
excelentes novelas (Fósforos en manos de unos niños, Vivir para nada,
Sombras de lo cotidiano, Lo que fue de nosotros, Paisajes de
la memoria, La azarosa y enigmática vida Idaira Badiero, El
silencio resquebrajado, Monstruos amaestrados y Todas las
mentiras). Partiendo casi siempre de lo cotidiano, y de mano de la sutileza,
el ganador del premio Fernando Marías tiene la habilidad de inocular siempre un
poso de inquietud y desasosiego en sus narraciones por las que deambulan
personajes aparentemente anodinos a los que no les sucede nada relevante hasta
que un acontecimiento los sacude.
En La
fragilidad de los cuerpos humanos el desafío que se impone a sí mismo
Carlos Manzano es todavía mayor porque su punto de vista narrativo es una
mujer, Iris Chamarro, más próxima a los cuarenta que a los treinta—… mirarse
cada mañana en el espejo y no descubrir más que un rostro vacío, sin brillo,
una cara fea que ya no cambiará jamás. Y todo eso era Iris a los catorce años
—, una persona que no tiene muy buen concepto de sí misma —¿Quién puede
sentirse feliz de trabajar en una tienda de ropa atendiendo a clientes ocho
horas seguidas? —, marcada por un aborto prematuro — Todo viene del
aborto, piensa, o, mejor dicho, de su embarazo, de la vergüenza infinita que la
inundó por completo, de la desgracia que la marcó a fuego vivo. — y una
relación tan poco satisfactoria —Iris, salvo su historia lamentable con
Cristian, nunca había tenido pareja; es más, nunca había vuelto a acostarse con
nadie— que la ha vacunado para el futuro, pero descubrir a un vecino
exhibicionista —Yo qué sé, a mí no me gustaría salir a terraza a echarme un
cigarro y tener que ver a ese degenerado paseándose desnudo en el piso de
enfrente— y enterarse, al mismo tiempo, que una desconocida se ha creado un
perfil utilizando fotos suyas en actitudes sexys —¿Desde cuándo hay una
María Gracia por el mundo con su misma apariencia física?— trastoca su vida
sin alicientes.
Carlos
Manzano nos ofrece un retrato femenino muy singular, el de esa Iris
desencantada del mundo y, sobre todo de sí misma —Hace tiempo que dejé de
creer en esas cosas, del amor de tu vida o tu media naranja. Eso no existe.—
que se deja seducir por esa anónima María Gracia —A día de hoy tiene 567
seguidores y sigue a 158 cuentas —que se cruza casualmente en su vida, y no
sabe si existe realmente, y juega con su físico: … te sorprenderías de la
cantidad de chicas que no tienen el menor pudor en exhibirse ante cualquiera, o
sencillamente de ofrecerse desde su más sagrada intimidad. Reprimida
sexualmente por esa mala experiencia que tuvo a los catorce años, Iris no deja
de envidiar la vida disoluta de algunas de sus amigas con las que se reúne de
forma periódica: Carla es una loba, una devoradora insaciable, y no puede
evitar imaginársela rodeada de varios hombres practicando toda clase de juegos
eróticos.
Iris es
una mujer que se conforma con su situación, que se convence de que estando sola
será capaz de encontrar la felicidad: De hecho, una de las ventajas de vivir
sola es que haga lo que haga nadie se va a enterar, no estar obligada a guardar
las apariencias ni a comportarse correctamente; dentro de esas cuatro paredes
disfruto del grado más elevado de libertad al que puede tener acceso. Pero
ser otra, inventarse una identidad para salir de la mediocridad cotidiana en la
que vive, tener una vida virtual que supla la real, que es lo que le sugiere
esa mujer misteriosa que entra en la vida de la protagonista, sacude su
monotonía vital: ¿Nunca has fantaseado con ser alguien distinta a quién
eres? Hacer cosas que ni están a tu alcance ni te resultan posible llevar a
cabo. Aunque Iris se muestre escéptica con los halagos que recibe en el
metaverso su avatar: Sin embargo, son varios los comentarios en los que se
refieren a ella como bonita, guapa, incluso hermosa, lo cual le confirma que
las redes sociales necesitan (o se alimentan que viene a ser lo mismo) de una
enorme dosis de falsedad y convención, sobre todo de mucha, muchísima convención.
La novela
aborda el absurdo de las relaciones virtuales — … si estuvieran poniendo en
práctica uno de esos ridículos juegos de sexo virtual donde todo resulta falso
y artificioso, y estúpidamente infantil al mismo tiempo—, es profundamente
psicológica y reflexiva y crítica ese mundo frívolo al que hemos llegado casi
sin saberlo y en donde reina la apariencia porque nos morimos por estar en el
escaparate a la vista de todos: Lo que cuenta no es lo que eres, sino lo que
transmites.
El
tema nuclear de la última novela de Carlos Manzano es de rabiosa actualidad,
una crítica a esa realidad virtual que ha venido para quedarse, y reforzada ahora
con la IA. Todo se exagera, todos
mienten, todos falsifican continuamente cada palabra que escriben porque
piensan que la comunicación virtual tiene lugar en una especie de universo
paralelo donde los términos verdad y mentira poseen otro significado, otro
valor, y ni siquiera sirven de referente. La literatura del escritor
zaragozano invita, como siempre, a la reflexión y lo hace con la elegancia y
sutileza a la que ya nos tiene acostumbrados, lo que lo convierten en uno de
los autores más interesantes del actual panorama literario al que hay que
seguir.
LA NOVELA ÉPICA SOBRE EL DESXCUBRIMIENTO DE AMÉRICA CONVERTIDA EN SERIE. MUY PRONTO EN RTVE. LA HISTORIA DE LOS 39 MARINEROS QUE HUBO DE DEJAR CRISTÓBAL COLÓN EN LA ISLA DE LA HISPANIOLA. UNA NARRACIÓN DE SUPERVIVENCIA EN UN MEDIO HOSTIL.
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