SOCIEDAD / EL SAINETE BERLANGUIANO
En momentos como este es cuando se echa en
falta a Luis García Berlanga y la de películas que podría rodar de estar entre
los vivos y cobra actualidad la frase del más subversivo de los Marx, que no es
Carlos sino Groucho: Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros. ¡Cómo
cambian las cosas en ese PP asilvestrado que, de pronto, al día siguiente de
las elecciones, se modera y se hace partido de estado, el lobo se disfraza de
abuelita, y va llamando a todos los partidos sin que consigan que le abran la
puerta. El PNV les ha dado un sonado portazo en los morros. Ahora quieren
llamar al partido de Sánchez para... derogar el sanchismo. Surrealismo puro
¿Qué será lo siguiente que veamos? ¿Un PP que llame a las puertas de EH Bildu?
¿Qué le sucede al PP en España que no sucede
a otros partidos de la derecha europea que sí pueden negociar con toda clase de
partidos, de derechas o de izquierdas? Pues que el PP, dentro de las derechas
europeas, es una anomalía política que aún no ha renunciado de sus orígenes, es
decir, al franquismo, fundado por un ministro del Régimen, Manuel Fraga que, a
la vista de lo que corre hoy por Génova, puedo decir que es más progresista que
todos ellos juntos, y por esa herencia franquista, ese alineamiento cada vez
más a la derecha, y sus relaciones con VOX, el ala dura del mismo partido que
se escindió y se sacó la careta, sus posibilidades de gobernar son
sencillamente nulas porque nadie, ni Coalición Canaria, un partido de derechas,
les coge el teléfono.
¿Va a cambiar el PP su estrategia suicida y
radical de los últimos tiempos para intentar arañar en una próxima convocatoria
el poder en España? Lo dudo, sinceramente. No veo un PP demócrata, abjurando
del franquismo cuando cierra filas con VOX en ayuntamientos y comunidades
autónomas y toma las medidas que su socio más escorado a la derecha les dicta.
No hay ninguna señal, de si pasa a la oposición, de que vaya a moderar su
discurso y ser un partido de gobierno, como se reclama ahora a la desesperada
para pedir la abstención del PSOE aduciendo ser el más votado.
El PP, con ese Casado defenestrado por los
suyos y ese Núñez Feijóo desnortado por completo, ha sido un partido desleal
con el gobierno que le ha puesto todos los palos posibles en las ruedas y ha
orquestado desde los medios de comunicación afines una campaña infame contra
Pedro Sánchez, cimentada en mentiras y falsedades, que finalmente se les ha
vuelto en su contra. El mismo PP que boicoteó todos los intentos de Rodríguez
Zapatero por acabar con ETA utilizando a las víctimas, esas víctimas que sigue
utilizando con ese lema de que Te vote
Txapote que remueve los intestinos de la hermana del dirigente del PP
asesinado por ese terrorista.
El día de las elecciones se escenificó en ese
balcón de Génova la guerra sorda que empieza en el partido. Mientras un Feijóo
que no tenía nada que celebrar y al que le arrojaban confetis daba las gracias
a los que le habían votado, las huestes de Ayuso coreaban el nombre de su
lideresa y gritaban que Te vote Txapote
a... Núñez Feijóo pues Sánchez ni estaba ni se le esperaba. Y allí, a su lado,
vestida de rojo sangre mientras sus compañeros de partido iban de blanco
caribeño, la mano que mece la cuna, quien mueve todos los hilos, Isabel Díaz
Ayuso.
Solo faltó que echaran por el balcón a Núñez
Feijóo como hicieron con Pablo Casado todos los suyos. Se le ha escapado a Díaz
Ayuso en una de sus recientes alocuciones en las que promete fidelidad al presidenciable fracasado: “No lo vamos a
tirar de un puente”, que dicho por ella cobra todo su siniestro significado. Y,
para marcar su propia estrategia, alejada del pedigüeño de Núñez Feijóo que se
ha dado un baño de realidad, la lideresa de Madrid ha dictaminado que Pedro
Sánchez va a gobernar con los que rompen España, su España que no es la de la
mitad de los españoles a los que ella excluye.
Habrá que estar muy atentos y no bajar la guardia ante un partido marrullero como el PP al que su socio VOX ya le da instrucciones de lo que debe hacer, atraerse votos de algunos diputados del PSOE para forzar la investidura de Núñez Feijóo. Lo pueden hacer, como ya hicieron con Esperanza Aguirre, comprando voluntades. La sombra del tamayazo es muy alargada. Para el PP la política es un negocio, no un servicio al pueblo, que mueve muchos millones a repartir entre su caja B y sus amiguitos del alma como ya ocurrió en la Valencia de Camps y en el Madrid de Esperanza Aguirre, y lo que no obtuvieron en las urnas lo pueden obtener a golpe de talonario.
Comentarios