5-LA CRÓNICA DE LA SEMANA NEGRA
Llegó Jorge Semprún, finalmente seducido por Paco Ignacio Taibo II, y lo hizo con su elegancia, savoir faire y distinción algo francesa. Entre miradas de respeto hacia uno de los testigos y protagonistas de la historia, los escritores nos acercamos a él y comprobamos lo accesible que es y lo vivo que está a sus 85 años. Habló con Paco Ignacio Taibo II sobre sus avatares políticos y literarios, sobre cómo su apartamiento forzoso de la política, cuando Carrillo lo defenestró del comité central del PCE, le llevó a abrirse a la ficción literaria, y habló de Buchenwald, el campo de concentración nazi por el que pasó y le marcó de por vida, de su lucha clandestina, de sus guiones para las películas comprometidas de Costa Gavras, aunque no de su paso por el ministerio de cultura bajo el gobierno de Felipe González.
─¿Por qué hay tanto sexo en tu última novela? ─le preguntó Ángel de la Calle.
─Porque me he hecho viejo.
Habló ante un público entregado que le escuchó con emoción y aplaudió a rabiar cuando terminó; firmó docenas de libros, uno para mí, VIVIRÁS CON TU NOMBRE, MORIRE CON EL TUYO, al día siguiente, cuando desayunaba, momento que aproveché para deslizar entre sus manos un ejemplar dedicado de EL MAL ABSOLUTO; y estuvo en esas largas tertulias del Don Manuel, en las que las mesas acaban juntándose para formar una sola, libando un vaso de whisky a altas horas de la madrugada, con aspecto relejado, entonando canciones revolucionarias.
No fue la única estrella de la Semana Negra. Hubo otra, una atractiva dama, de edad interesante, que solía desayunar zumo de naranja, en solitario, en la terraza del Don Manuel salvo cuando era entrevistada por un periodista, absteniéndose de tomar café o té porque su religión mormona se lo prohibía: la superventas dama anglosajona del género negro Anne Perry cuyos libros se venden por millones. Difícil ver, bajo su elegante apariencia y su aspecto de dama burguesa, impecablemente vestida y trajeada, a la violenta Juliet Hulme, la adolescente que hace cincuenta años fue y asesinó, a golpes, en Nueva Zelanda, a la madre de una amiga con la ayuda de ésta. El ser menor de edad le salvó del cadalso y las vueltas que da la vida hicieron de ella una escritora de renombre, pero es que todos somos muchos a lo largo de nuestra existencia y estamos unidos a ellos por el hilo de la memoria y el ADN de nuestro cuerpo. Sobre ese crimen hizo Peter Jackson su mejor film: CRIATURAS CELESTIALES.
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