SOCIEDAD
22 DÍAS
Recordemos
cómo eran nuestros hijos, o nuestros nietos, con 22 días. Lo pequeños,
inocentes y vulnerables que eran. Pues bien, la última víctima de esa práctica
tan habitual como criminal llamada desahucio—porque dejar a una familia en la calle porque lo han
perdido todo y hacerles que pierdan su casa es un crimen—ha sido un bebé de 22
días, acompañado de su madre que se recupera del parto, un niño de 9 años que
se llevará a la tumba la tristeza infinita de este día grabado a fuego en su
retina, otro de 3 y un padre pacífico e impotente que no sabe qué hacer con su
familia salvo sumirse en la desesperación más absoluta. Para más inri, como si esos
padres con sus tres hijos fueran peligrosos terroristas armados hasta los
dientes, varias dotaciones de policías antidisturbios—que pagamos con
nuestros impuestos—, cumpliendo con su obligación, imagino que con náuseas en el estómago
y ganas de dejar la placa y no decir nada de su heroica actuación a sus esposas
e hijos que los esperan en casa, aporrean a los que intentan evitar que esa
familia, y el bebé de 22 días, se vayan a la calle.
Comentarios