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SOCIEDAD
Y PUJOL SALIÓ A LA CALLE
Confieso
que no me lo esperaba. Seguramente el expresidente exhonorable lo debe de haber
meditado mucho en estos quince días de retiro espiritual en las muchas
mansiones que el clan familiar tiene en el Pirineo a uno y otra lado de la
frontera, fruto de sus lucrativos negocios, que espero y deseo sean embargadas
por orden judicial a la mayor brevedad posible. Pujol no sólo ha salido a la calle, con los brazos cruzados a la
espalda, curioso gesto, y sin mirar a nadie, otro de sus característicos tics, sino
que no ha rehuido a los periodistas anteayer (ayer sí), ha hablado con ellos
como si no hubiera pasado nada y, aunque diga que la suya no es una situación
cómoda, su actitud viene a decirnos lo contrario. El expresidente exhonorable
parecía tener de nuevo las riendas del poder mientras recorría las calles de
Queralbs y por ellas se sentía un virrey. Tiene uno la sensación de que el
pobre andaba falto de protagonismo.
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