SOCIEDAD
LA DEPENDENCIA DE CATALUÑA
No
discuto el derecho de los pueblos a la autodeterminación, ni discuto el
evidente hecho diferencial que se da en Cataluña, por idioma y por una cultura
propia de la que debería sentirse orgullosa el resto de España, y de hecho se
siente, como de la cultura vasca y gallega. No discuto el derecho, aunque sea
sobrevenido, a que Cataluña aspire a ser una nación independiente que encaje en
Europa, aunque no tenga las razones históricas del reino de Escocia, que
recientemente ha votado seguir integrado en el Reino Unido, ni la tradición
independentista que tiene Quebec con respecto a Canadá, a la que sigue unida a
pesar de los muchos referendos que se han celebrado en el país norteamericano
para decidir su futuro. Pero los números cantan, los del 9N, esa fecha mágica
en torno a la cual se ha armado un absurdo rifirrafe.siga leyendo en EL COTIDIANO
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