LITERATURA / LOS CRÍMENES DE PECKHAM. SOMBRAS EN EL PARQUE, DE CUESTA ROCA

 


Los crímenes de Peckham. Sombras en el parque, es una novela que tiene un empaque muy británico, y no solo porque su autora Cuesta Roca (Figueras,1956), licenciada en farmacia por la Universidad Complutense de Madrid y que trabajó para varias multinacionales farmacéuticas con sede en España durante diez años, se estableciera en Londres para trabajar las oficinas centrales de una multinacional farmacéutica del Reino Unido, que también, sino porque la novela bebe directamente de autores británicos del policial, y pienso en Agatha Christie o en P.D. James.


Dos violaciones con un mismo patrón se producen en el barrio londinense de Beckham en un mismo mes. Las víctimas no han podido ver a su agresor porque las ha atacado por la espalda y les han impedido que vean su rostro. Ahora se trataba de un hombre desconocido que la mujer atacada ni siquiera llegó a ver. Cuando se produce una tercera víctima, con parecido patrón, pero muerta, la policía empieza a no dudar de los testimonios de esas dos mujeres que han denunciado la agresión. Rasguños, arañazos, ligeros hematomas, etcétera, podían ser el resultado de una actividad sexual consensuada, quizás algo más vigorosa de lo normal, pero de ahí a violación … Un muchacho, que dice ser el novio de esa tercera mujer fallecida, se presenta a la policía, antes de ser detenido, porque su ADN está en su cuerpo y es llevado a juicio como el sospechoso de los tres delitos. El violador de Peckham estaba nervioso La última víctima se le había ido de las manos. De hecho, se había muerto de un infarto. La había desnudado de cintura para abajo, como solía hacer siempre, pero cuando se tumbó encima de ella y la violó, la notó completamente inmóvil. ¿Culpable o inocente?


La novela de Cuesta Roca tiene dos partes bien diferenciadas. La primera parte se inscribe dentro de la novela policial procedimental, las investigaciones que los detectives de Scotland Yard llevan a cabo sobre los escasos indicios que tienen a su alcance. La segunda parte, mucho más trabajada, abarca todo el proceso judicial, y ahí reside el punto fuerte de la novela, porque Cuesta Roca estudió derecho durante su estancia en Londres. … lo raro que era que una licenciada en Derecho hubiera denunciado la violación, ya que debía saber por sus estudios que era muy difícil encontrar al culpable y condenarlo. Prácticamente imposible con solo su declaración.


En Los crímenes de Peckham. Sombras en el parque se analiza el comportamiento psicótico de ese tipo de delincuentes sexuales que encuentran satisfacción en el sometimiento de sus víctimas: Su objetivo no era obtener gratificación sexual sino ejercer su poder sobre las mujeres que atacaba, hacer que estas hicieran algo en contra de su voluntad y obedeciendo al interés de él y no al propio. La novela, escrita en tercera persona, gira de cuando en cuando al punto de vista del delincuente: Para él, la violación era claramente un acto de poder y control y no tanto un acto sexual / Las ganas de hacer sufrir a una mujer lo invadieron desde primera hora de la mañana. Pero hay un detalle en el que finalmente caen los investigadores porque coinciden los dos testimonios vivos de las agresiones sexuales y se convierte en algo determinante: Lo primero fue la identificación de la colonia de Gary Lester. Harris había averiguado que la marca completa era Aventus, de Creed y se había hecho con un frasco de muestra ya que era carísima.


Sombras en el parque es el segundo libro de la trilogía Los crímenes de Peckham, con los mismos protagonistas que los anteriores, pero se puede leer por separado sin haber leído la primera. Como sus maestras inglesas no hay violencia, sangre, pistolas ni matones en ninguna de sus 314 páginas, pero sí hay sorpresa final que seguramente será del agrado de los aficionados al enigma policial.


UNA NOVELA HIPNÓTICA SOBRE LAS VEGAS, UNA TELA DE ARAÑA GIGANTESCA EN LA QUE MIKE DEMON QUEDA ATRAPADO.

Lo pensé al leer la excelente novela de José Luis Muñoz 'Lluvia de níquel', la cual les recomiendo con entusiasmo. En sus páginas, el autor describe a la perfección el sonambulismo, desorientación y 'vampirizamiento' que sufren los jugadores de máquinas tragaperras en los casinos de Las Vegas, donde no hay ventanas ni relojes para que se pierda la noción del tiempo, las copas son gratis y la comida muy barata. Llama la atención en la novela el que los pobres diablos se tiran horas y horas jugando con máquinas mecánicas, de palanca y de composición muy simple: tan sólo tres rodillos de frutas; el premio máximo son las tres cerezas.         JUAN BAS


Comentarios

Entradas populares