SOCIEDAD / 8 DE MARZO. MUCHO CAMINO POR RECORRER
8 marzo: mucho camino por
recorrer
8 de
marzo. Huelga de las mujeres. ¿Aún estamos en esas? Pues sí. En pleno siglo XXI
y queda mucho camino por recorrer. Y hay cavernícolas asesinos que las siguen
matando porque era suya, o porque las quieren tanto que no las soportan libres
o con otros. Y hay depredadores que las violan porque van con pantalones
tejanos o con falda. Y las violaciones masivas se convierten en un deporte
masculino digno de grabarse y difundirse como una machada más. Y se las viola en países en donde hay conflictos
bélicos porque la violación es un arma de destrucción masiva. Y hay empresas
que les pagan menos porque les da la gana, o que las despiden porque quedan
embarazadas o puedan quedar. Y uno se pregunta qué hay que hacer para terminar
con el feminicidio y esa discriminación insoportable que sufren nuestras
compañeras de vida, de las que salen esos hombres que precisamente las
discriminan, maltratan, vejan, violan y asesinan.
Nunca
he sido partidario de las cuotas, ni de feminizar la política (hay políticas
que se masculinizan como Margaret Tatcher cuando tienen poder, palabra
masculina donde las haya), ni feminizar el lenguaje, lectoras y lectores. Me
parece absurdo entrar en el debate de si las mujeres son más o menos que los
hombres porque es una obviedad. Las que lo desean tienen una responsabilidad
biológica que es traer nuevos seres a este mundo, algo por lo que se les
penaliza en una sociedad teóricamente avanzada como es la nuestra. Seguramente
no desarrollaron toda su creatividad, todo su potencial intelectual y artístico
en siglos pretéritos porque se la relegó al rol de madre, garante del hogar o
reposo del guerrero, y cuando, a pesar de las circunstancias, conseguían
destacar se las lapidaba como a Hipatia, se las negaba como a Camile Claudel o
se tenía que camuflar en un seudónimo masculino como Fernán Caballero.
Las
mujeres no votaban hasta que las sufragistas, con sus movilizaciones, lo
consiguieron. Las mujeres no podían disfrutar de su sexualidad plena hasta que
la ciencia acudió en su ayuda con la píldora anticonceptiva. Pero queda mucho
camino por hacer, cambiar la mentalidad masculina, pero también la femenina de
muchas mujeres que siguen aceptando ese rol de sumisión que les ha marcado el
patriarcado, y deben rebelarse sin que hayan de temer por su vida porque machos
cavernícolas las consideren de su propiedad y como objetos puedan hacer con
ellas lo que les plazca, entre otras cosas matarlas. Así es que las mujeres
están llevando una lucha silenciosa en su hogar y muchas de ellas se dejan
literalmente la piel y entran dentro de esa estadística macabra de la violencia
de género.
Habrá
que educar también a los periodistas cavernícolas, entre otros profesionales, una
raza que crece y se retroalimenta con sus barbaridades, que se han cebado con,
sin ir más lejos, Anna Gabriel (su
peinado, su higiene, su vestimenta…); habrá que meter en vereda a esos
empresarios, hombres y mujeres, que despiden a mujeres (no renovándoles el
contrato que es lo mismo que despedirlas) cuando quedan embarazadas; habrá que
sancionar con multas coercitivas y millonarias a los que discriminen
salarialmente a las mujeres si queremos avanzar hacia una igualdad de la que
todavía, lamentablemente, estamos a años luz. Y habrá que hacer muchísimo
más por las mujeres que son asesinadas
en México, por ejemplo, en Ciudad Juárez; por las que sufren en África la
ablación del clítoris porque el patriarcado brutal no concibe que ellas
disfruten de su sexualidad; por las que sepultan sus rasgos en burkas en las
intolerantes sociedades regidas por el islam rigorista que las relega a ser
poco más que un animal doméstico; por las secuestradas y vendidas como esclavas
o entregadas en matrimonio siendo niñas; por las que lapidan por el simple
hecho de enamorarse… Esas millones de mujeres del Tercer Mundo que no tienen
voz, invisibles.
Queda un inmenso camino por delante y vamos a paso de caracol o como los cangrejos, para atrás.
Queda un inmenso camino por delante y vamos a paso de caracol o como los cangrejos, para atrás.
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