SOCIEDAD / LA ÚLTIMA PANTERA NEGRA
La última Pantera Negra
Hay
personas que nacen radicales y radicales mueren sin que los años hagan mella en
sus convicciones políticas. Estuve el otro día escuchando a Elaine Brown, la
que fue presidenta de las Panteras Negras, que se había desplazado a Barcelona
para asistir como activista icónica a la feria literaria Literal. Fue una
gentileza de TV3 de Cataluña, comunidad autónoma de España
que pasa por un momento muy delicado a causa de un fuerte movimiento
independentista que aboga por la secesión, y un gobierno centralista que, lejos
de dialogar, reprime de una forma que a los que tenemos una cierta edad nos
recuerda el siniestro pasado.
Elaine
Brown es una mujer menuda llena de vida y se refirió a esa situación de grave
déficit democrático que atraviesa mi país. Una mujer negra norteamericana. Una
de las dirigentes más mediáticas, junto a Angela Davis, de las Panteras Negras,
uno de los pocos movimientos políticos nacidos en Estados Unidos que no tuvo miedo
a ser tildados de comunista porque lo eran, maoístas para ser preciso. Fue una
charla muy interesante con la presentadora de la televisión autonómica en la
que la activista política hablaba de su movimiento, parecido a una guerrilla
urbana, porque los Panteras Negras iban armados. Como toda la sociedad americana, puntualizó Elaine Brown que
subrayó la violencia endémica de su país que está en manos de las corporaciones.
El movimiento tuvo su auge en la década de los sesenta del pasado siglo y se
disolvió en la de los ochenta. A su ideología maoísta unía la defensa específica
de la comunidad negra estadounidense; era un grupo político que se personaba
físicamente cuando algún policía abusaba de su condición con hermanos de raza. Iban
vestidos de negro, con boinas y saludaban puño en alto. Divisiones internas y el
asesinato de algunos de sus líderes finiquitaron el movimiento, pero Elaine
Brown sigue fiel a sus convicciones y a su pensamiento radical.
Los
Panteras Negras desaparecieron y quizá habría que reeditar el movimiento porque
continúa habiendo un racismo residual en Estados Unidos que es visible en
cuanto uno hace cálculos del porcentaje de negros que hay en las cárceles
estatales y del color de la piel de la mayoría de los ejecutados. La población
negra, heredera del esclavismo, está a la cola de esa sociedad teóricamente avanzada.
Sus miembros viven, mayoritariamente, en los barrios más desfavorecidos, los
trabajos que desempeñan son los peores, tienen un menor acceso, por imperativo
económico, a una educación universitaria y los policías los siguen matando con
la menor excusa y con una impunidad insultante. Si naces negro en Estados
Unidos tienes el doble de posibilidades de morir violentamente o acabar en la
cárcel que si eres blanco.
A sus
setenta y cinco años Elaine Brown, cuya hija fue violada (Hubiera matado al violador de saber quién era, dijo sin pestañear),
hizo un llamamiento a las feministas a pasar a la acción y dejarse de buenas
palabras y manifestaciones. No cree en los políticos ni en la democracia
burguesa y piensa que son los movimientos sociales, desde la calle y mediante
la acción directa, los únicos capaces de impulsar cambios. Hacen falta muchas
Elaine Brown para avanzar.
LOS PERROS (Canalla Ediciones, 2017), una novela que muerde y tiene un final desgarrador. Sudáfrica, apartheid, racismo, violencia, violación, terror y superstición en una novela negra adictiva que eriza la piel. ¿Te atreves?
FIRMA DE "LOS PERROS"
FERIA DEL LIBRO DE MADRID
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LIBRERÍA SONRISAS Y BLAS
VIERNES 25 DE MAYO
12 A 14 HORAS
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