CINE / COMPORTARSE COMO ADULTOS, DE COSTA GAVRAS
COMPORTARSE
COMO
ADULTOS
Costa-Gavras
Konstantinos Gavras
(Atenas, 1933), más conocido como Costa-Gavras,
se consideraba más francés (toda su carrera la ha cimentado en Francia salvo
esporádicas incursiones en el mercado norteamericano) que griego hasta que el
país helénico en el que nació se atrevió a plantar cara, durante muy breve
periodo de tiempo, a ese monstruo llamado Europa en uno de los episodios más
dramáticos que se conocen. Cayó en sus manos el libro autobiográfico de Yanis
Varoufakis y decidió que tenía que hacer una denuncia política con él. Pero el
mejor Costa Gavras, el de Z, Estado
de sitio, Desaparecido, El camino de la traición o La caja de música, es un recuerdo. Le
pasa un poco como le sucedía a Alain
Resnais en su última etapa con sus comedias musicales olvidables.
Curiosamente Costa
Gavras resulta menos punzante cuanto más político quiere ser, y como
muestra esta película. Su último film Comportarse
como adultos es una comedia bufa sobre la tragedia griega del rescate europeo
y su pulso con la Troika, un relato cinematográfico de trazo grueso no muy
lejano de algunos programas de humor de televisiones. Hay directores de cine
que no están capacitados para hacer películas de humor, por muy buenos
directores que sean, y en ese grupo incluyo a Stanley Kubrick, por ejemplo, y su humorada atómica ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú, la
única película de él que no trago.
Comportarse como
adultos está inspirada libremente en un libro de Yanis Varoufakis y el
peculiar y díscolo ministro de finanzas griego, encarnado por el actor Christos Loulis, una especie de guerrero del antifaz que se
enfrenta a la malvada Troika, es el protagonista absoluto y héroe de este
sainete maniqueo que tiene como personajes secundarios a Alexis Tsipras (Alexandros Bourdoumis), Junker,
Hollande, Merkel, Christine Lagarde y toda la Troika, perfectamente
reconocibles en sus caricaturas. Se sirve Costa-Gavras
de lo satírico, sin éxito, y hasta del coro presente en las tragedias griegas clásicas
(los miembros de la Troika danzando alrededor del presidentes Alexis Tsipras y estrechando
el círculo hasta ahogarlo cuando, iluso él, acude a negociar).
Sabemos lo que sucedió. Los poderes fácticos ajustaron al
pescuezo de Tsipras la soga de la horca y él mismo tiró de ella haciendo
exactamente lo contrario del mandato popular y el resultado lo tenemos en que
el pueblo griego sufrió unos recortes espantosos y volvió a ganar la derecha
porque Syriza se acobardó. La Troika, un ente no democrático, al que nadie
elige, anuló decisiones emanadas de un parlamento. Lo de Grecia es
un paradigma de lo que sucede cuando se cuestiona el sistema, que el sistema te
aplasta sin que haga falta enviar los tanques u organizar un golpe de estado, métodos
obsoletos.
Costa Gavras no
aporta nada en una película esquemática y plana por la que desfilan algunos
actores conocidos y antiguos sex-symbols como Valeria Golino o Georges
Correface, el olvidado galán de La
pasión turca. El octogenario director francés de origen griego no acierta
en el tono. Imposible reírle una sola de sus gracias, máxime cuando lo que
sucedió no la tuvo.
UN WESTERN AMBIENTADO EN EL VALLE DE ARÁN CON EL TRASFONDO DE LA LUCHA ANTITERRORISTA. TRES PERSONAJES HERIDOS DIRIMEN SUS DIFERENCIAS EN UN PAISAJE DE TRAGEDIA.
Comentarios