CINE / MEMORY, DE MICHEL FRANCO
Tercera
película hablada en inglés del director Michel Franco (Ciudad de México, 1979)
en territorio estadounidense y con reparto de ese país, aunque la producción
sea mexicana, después de Chronic y Sundown, ambas interpretadas
por Tim Roth, tras habernos noqueado con su anterior película Nuevo Orden (2020),
una distopía sobre el fascismo que acecha muy próxima a la recientemente
estrenada Civil War.
Memory se centra en la
relación que se establece entre Sylvia (Jessica Chastain), una trabajadora
social que presta sus servicios en un centro de discapacitados psíquicos de
Nueva York, con un pasado ligado a las drogas y al alcohol —asiste
periódicamente a reuniones de Alcohólicos Anónimos y no prueba la cerveza— y
Saul (Peter Sarsgaard) que padece una precoz demencia senil que le impide
recordar el presente y le hace depender de su hermano. Sylvia, que tiene una
hija llamada Sara (Elsie Fisher), que alterna su vivienda con la de su tía
Olivia (Merrit Wever), es una mujer herida que desconfía de los hombres por
haber sufrido abusos durante su infancia. Saul, que perdió a su mujer, está
sometido por su discapacidad a la tiranía de su hermano Isaac (Josh Charles), con
quien convive y no ve Elsie Fisher con buenos ojos esa relación.
El
film de Michel Franco va desvelando sus cartas dramáticas a medida que va
profundizando en el carácter de sus protagonistas y desvelando su pasado —atención
a la árida reunión familiar del último tercio de la película en donde estallan
verdades que incomodan a Samantha (Jessida Harper), la madre de Sylvia y Olivia
y abuela de Sara, la nieta a la que no conoce hasta ese momento—, y Sylvia,
reacia a entablar una relación con ese extraño desmemoriado, a quien toma en un
principio por un acosador sexual cuando la sigue hasta su casa después de una
fiesta de antiguos alumnos, termina abriéndose a él.
De
cómo dos seres heridos se complementan para superar sus respectivos traumas,
podría resumirse el nudo argumental de esta película excelente que contiene en
su devenir algunas secuencias excelentes como esa primera escena de amor en la
que Sylvia no se siente cómoda y mantiene la camiseta sobre su torso, o cuando
Saul la consuela cuando ella se rompe en llanto en la bañera y él cae vestido a
ella y provoca su sonrisa.
Memory es una
demostración de los bien dotado que está el mexicano Michel Franco para el
melodrama sentimental y lo cómodo que se siente, como sus colegas
Alejandro González Iñarritu, Alfonso Cuarón o Guillermo del Toro, rodando en el
vecino del norte sin rendirse a las pautas comerciales de Hollywood. La
cinematografía mexicana es una de las más pujantes del continente y sus
realizadores demuestran tener una prodigiosa versatilidad temática y capacidad
de adaptación. Michel Franco hace la trayectoria de la distopía árida y
violenta de Nuevo Orden, con toda su carga política, al melodrama con claroscuros
familiares y rebosante de ternura de Memory sin tropiezo. Su último filme,
además, nos ofrece unas interpretaciones tanto de Peter Sarsgaard como de
Jessica Chastain impecables, gozosas, especialmente ella que está
extraordinaria en su papel de mujer atormentada por el pasado, y tiene la
virtud de ir atrapando lentamente al espectador en su sutil juego de emoción es
y eludiendo siempre el sentimentalismo.
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