CINE / RÉPTILES, DE GRANT SINGER
El jovencísimo Grant
Singer (EE.UU., 1985), especializado en videos musicales, acepta el desafío de
ponerse tras la cámara para contarnos un thriller clásico producido
directamente para Netflix y que es una lástima que no haya conocido las salas
de proyección, porque Reptiles está a la altura de las grandes
producciones del género, mantiene al espectador en vilo y abducido durante algo
más de dos horas, que pasan volando, y cuenta con un elenco de actores,
principales y secundarios, sencillamente espectacular.
La agente inmobiliaria
Summer Elswick (Matilda Lutz) aparece salvajemente apuñalada en una de las casas
que enseña en lo que parece un crimen pasional. Las sospechas se centran en su
pareja actual, el también agente inmobiliario Will Grady (Justin Timberlake),
dueño de un emporio junto a su madre Camile (Francis Fisher), y Sam Gifford
(Karl Glusman), el marido de la fallecida y traficante de drogas, con quien
seguía viéndose. El veterano agente de policía Tom Nichols (Benicio del Toro)
se hace cargo de una investigación en donde nada es lo que parece y esta da un
vuelco cuando recibe una información de Eli Phillips (Michael Pitt), un
marginal que acusa a los Grady de la ruina de su familia y el suicidio de su
padre al hacerse con los terrenos de su granja familiar.
Al inicio del filme vemos
a un grupo de amigos comiendo animadamente en un restaurante. Allí están el
excesivo Wally (Domenick Lombardozzi), que tiene una empresa de seguridad, el
discreto Robert (Eric Borgasian), el más veterano del grupo, Marty (Mike
Pniewski) y Tom con sus parejas respectivas, bromeando. Por un momento Grant
Singer, el realizador, hace creer al espectador que se trata de un grupo
mafioso celebrando el éxito de sus turbios negocios. En la escena siguiente los
vemos interviniendo en la escena del crimen como policías. Las apariencias
engañan.
La trama enmarañada de Reptiles,
que deja algún cabo suelto (qué le sucede a Eli Phillips que desaparece de
escena a mitad de la película y ya no sale más), como sucede en la mayor parte
de las películas de género negro, pasa a un segundo plano ante una dirección
electrizante que no da un segundo de tregua y una serie de quiebros
argumentales, una montaña rusa, a la que el espectador se sube sin hacerse
demasiadas preguntas. Grant Singer demuestra ser tan buen realizador de escenas
de acción (concentradas al final del film) como gran perfilador de personajes y
consigue que la vida particular del policía Tom Nichols, al que Benicio del
Toro borda en un recital interpretativo, Oklahoma para sus compañeros porque le
gusta bailar country en los salones con su mujer Judy (una Alicia Silverstone
que ha madurado maravillosamente bien), resulte tan interesante y adictiva como
la trama criminal.
En una de las escenas más
distendidas del filme, el policía, que se encuentra en la sala de baile
country, amenaza de forma nada velada a Peter (Thad Luckinbill), el romeo que
le ha montado la cocina y tontea con su esposa. Esa secuencia dice mucho del carácter
caustico y rocoso del veterano agente. Cuando investiga en la escena del
crimen, Tom se fija en la moderna grifería táctil de la cocina y la quiere para
su hogar que está remodelando, y en sus horas de trabajo, en la oficina
policial, localiza en Google esa grifería tan especial que le ha seducido. Los detalles que humanizan a un personaje.
Muchas películas de
género adolecen de tener que ser excesivamente explicativas en su tramo final
para hacer cuadrar todos los elementos criminales. Reptiles se sirve de
una sola escena en la que Tom Nichols se sincera con su esposa Judy para atar
todos los cabos sueltos sin que resulte forzado. Y se agradece porque es
inusual.
Grant Singer hipnotiza
con un dominio impecable del ritmo narrativo, dosis de costumbrismo,
protagonistas de lujo, secundarios perfectos y una trama enrevesada en la que
las apariencias, como suele suceder, engañan. En Reptiles son muchos los
que cambian de piel, como las serpientes, amigos que se convierten en enemigos.
Un film con sabor a clásico, que sin lugar a duda atrapa a los amantes del
género y a los seguidores de ese enorme actor, en todos los sentidos, que es
Benicio del Toro. Uno de los grandes, sin lugar a dudas
San Francisco. Años 80. Un asesino en serie. El Castro. Los gais. El SIDA. La guerra de Vietnam. Un policial que es una montaña rusa.
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