LITERATURA / REFLEJO DORADO, DE ADRIANA SERLIK

 


Lleva toda una vida escribiendo Adriana Serlik, argentina de Avellaneda que no olvida su origen y a veces lo añora: Para qué, /me pregunto, /y el aleteo/de una pequeña ave/me recuerda/otra igual, / en mi calle/de Avellaneda. Esta poeta y narradora, naturalizada española y que vive en Gandía, Valencia, desde 1985, tras un periplo internacional por Roma, Florencia, Londres, Asunción y Madrid, estudió música y magisterio, se especializó en enseñanza artística, educación de adultos y bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, en dirección de televisión en la Rai de Italia y en Musicoterapia en Madrid. Su obra poética, desde 1968, con la publicación de la antología Improntus 6, es extensa, sobre todo en castellano, pero también en valenciano: Los espejos, Desde nosotros los niños, la silla de paja, poemas del amor y la soledad. Andaremos amor, andaremos, El gran devorador y otros relatos, La esfera dorada, Las sonrisas gastadas, Haz de luz, Ara puc alenar, Después del ocaso, Cielos, Frágil, 26 poemas, Donas de foc, donas d’aigua, Corolario, Silencio de redonda, Hay días, El ojo cósmico, Islas, El puerto invisible, Desconciertos, 40 anys fent cultura. Adriana Serlik es una mujer con un claro compromiso social y cultural como lo acreditan las numerosas distinciones recibidas a lo largo de su vida: en 2023 fue distinguida por la Diputación de Valencia y la Asociación de Mujeres Rurales y el Ayuntamiento de Gandía como Fem que les dones compten, es consejera del CEIC Alfons El Vell, académica de la Academia Norteamericana de literatura Moderna Internacional y miembro de la Plataforma de Escritoras del Mediterráneo, Genealogías, Clave y la Asociación Colegial de Escritores.


Reflejo dorado (Los libros del Mississippi, 2025) es un poemario haiku muy personal.  Reflejo dorado/tu camino. / Los espejos esperan/iluminar/ algún día/tu memoria infinita/y cantar. En él encontramos gritos de alerta sobre la degradación urbanística y los eufemismos que genera: La casa/se hizo torre, /el bajo/aparcamiento, / y los alrededores/unos jardines/mustios. Pero sobre todo prima el intimismo, como el dolor por la ausencia de seres queridos que marcaron su vida: Y ahora/tras tantos años, /huérfana/de sus caricias, /escribo/lentamente/su nombre. Dolor por una tragedia personal: Fueron dos plantas, /un edificio/de dos plantas/desde donde cayó. Y reconstrucción de lo que fue su vida: Piezas/de ese enorme puzzle, /que fue mi vida.


Capítulo aparte merece el compromiso social e irreductible de Adriana Serlik, desde su juventud añorada: La que/con juventud, /me echaba la calle, /sembraba papelillos/corría y gritaba/en manifestaciones, /cada dos o tres días. La que tiene muy claro que no deba callar ante las injusticias: que en solo/una línea/y dos palabras/dice/todo:/luchar y seguir. La que alerta sobre ese fascismo que acecha como lobo en la sombra: ¡Cuidado con el amor! / ¡Cuidado con la amistad! / ¡Cuidado con la solidaridad! / ¡Cuidado con la cultura! /Luego, /se hizo himno/y creó/una cruz gamada. La que critica a ese nuevo emperador del mundo: Es blanco, /cristiano, /empresario, /exitoso/y explotador. La que se horroriza por el genocidio presente: Me levanto/intentando/seguir mi vida, /el dolor/no cesa/ante/la muerte/de los inocentes. La que se enfrenta a la DANA: Hoy /llorada/ negra/ infecta/ amenazadora/ y/ convertida/en un barro/que mata. Y la que se reconcome de impotencia: Y desde la ventana/o caminando por la calle, /soy una observadora/que no puede cambiar/ni un mísero trocito/de historia o cultura.


Una Adriana Serlik que siente miedo por la enfermedad: Y ese dolor/que me invade, /para enfrentar/la palabra maldita/” cáncer”. Que jamás se ha movido en los círculos de poder: Nunca me he desplazado/entre los grupos/de poder literario. Para la que escribir es lanzar una botella al mar en busca de su lector: Una especie de botella/que flota en el mar. Que no tira la toalla: Río seco, /boca seca, /alma/que no debería secarse/porque todavía/tengo/mucho por decir. Aunque el final esté allí: Cuando venga la noche/y el silencio, /llegará la soledad/bailando/su danza fatal.

Un poemario tan breve como profundo, tan íntimo como universal, en el que cada una de las palabras, breves, resuenan con fuerza infinita. Cuando menos es más.


LA HISTORIA OLVIDADA DE LOS 39 MARINEROS QUE HUBO DE DEJAR CRISTÓBAL COLÓN EN LA ISLA DE LA HISPANIOLA.



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