SOCIEDAD / LA MUERTE / LOS MUERTOS
LOS MUERTOS / LA MUERTE
Todo es relativo, salvo la muerte. ¿O también? La
muerte da sentido a la vida, sin esa muchos ni nos levantaríamos de la cama.
Mañana. Y estaríamos en las cavernas, sin salir de ellas. La vida es
insatisfacción y de ahí al progreso. Vivimos engañando a la muerte, y unos
escriben, otros hacen películas, los hay que escalan, dirigen países, hacen que
otros se maten por ellos. La muerte no es tan importante sino saber cómo se ha
vivido hasta llegar a ella, eso sí. Hubo pueblos que basaban todo en la muerte,
como los aztecas, y que no debieron ser muy felices, a juzgar por sus
esculturas, e hicieron muy infelices a sus víctimas. Quien decide irse por su
cuenta, antes de que la Parca llame a su puerta, es un ser que toma una decisión muy libre que
no tiene vuelta atrás.
Matar, lo que sea, resulta para mí algo muy atroz, y por
esa razón en mis novelas se mata mucho para que en el mundo real se mate poco.
No recuerdo haber matado más que moscas, porque invadían mi territorio, y
alguna araña por la misma razón, pero soy contradictorio porque me gusta la
carne, sobre todo la caza. La verdadera muerte de los que nos rodean e importan
es cuando se difuminan en el recuerdo, cuando se mueren dentro de nosotros.
Matar es algo muy relativo. A quien mata mucho en una guerra se le condecora
con la medalla al valor de carnicero; a quien mata mucho en la paz, se le
condena.
El asesinato masivo, como el robo, como todo lo que sea masivo, tiene
menor consideración moral que el acto individual personificado en una víctima
muy concreta. Seguro que Hitler y Pol Pot estaban convencidos de que estaban
haciendo un gran bien a la humanidad. Seguro que los etarras se sentían
patriotas cada vez que disparaban un tiro en la nuca a los españolistas. Hay
sociedades que eligen a sus verdugos. Hitler y Donal Trump no engañaron en sus
discursos y millones de personas los votaron libremente y son responsables de
lo que hagan.
La muerte, a fin de cuentas, es un final de camino y pobre de él
el que llega a él sin haber trascendido. Muchos buscan la inmortalidad, dejando
hijos, nietos por el camino; otros optan por dejar catedrales, esculturas,
composiciones musicales, libros y películas, y los hay que se largan sin dejar
absolutamente nada porque sólo han vivido para sí mismos, los que no
trascienden y les importa un carajo eso de la trascendencia. Hay un título que
me gusta mucho: Nadie hablará de nosotros
cuando hayamos muerto. Pasa hasta con Manolo Vázquez Montalbán.
Alrededor
de la muerte se han montado una serie de tinglados, el más antiguo la religión.
Resulta caro hasta morirse. Me dan mucha envidia los que tienen fe en el Más
Allá. Me gustaría creer que la muerte es
Jessica Lange en All the jazz de Bob
Fosse. Bye bye life.
Un canto a la vida, y a la muerte: EL SABOR DE SU PIEL (Nova Casa Editorial, 2016)
Hernán, Borja y Leticia, tres amigos del instituto, constituyen
el triángulo amoroso perfecto. Los dos adolescentes varones exploran con su
sensual y abierta amiga los misterios placenteros del sexo en una búsqueda de
la felicidad total a través de la exaltación de los sentidos. José Luis Muñoz
escribe su novela más carnal desde Pubis
de vello rojo y describe la evolución de estos tres personajes a lo largo
de los años a través de su relación con el sexo con una prosa sensorial que
arrastra al lector por la geografía de los cuerpos en sus delirios amatorios. El sabor de su piel es una narración en
la que lo carnal impone sus leyes y la sacralización de la actividad sexual
deviene el fundamento del erotismo. Una novela de amor, camaradería y
sexualidad en la que los tres personajes ponen el sexo en la cúspide de sus
vidas y gozosamente se sacrifican por él.
“Nada de los erótico le es extraño a la imaginación de José
Luis Muñoz, ni siquiera las claves de dominación y crueldad controlada que
suelen connotar los juegos sexuales”.
MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN.
“La literatura erótica de José Luis Muñoz es un apasionado
trayecto hacia el infierno sadiano, pero también una afirmación de la vida
hasta en la muerte como define Bataille al erotismo”.
LUIS GARCÍA BERLANGA.
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