SOCIEDAD / JUZGAD AL JUEZ
Juzgad
al juez
Si la
información que hace unos días ha aparecido en el Diario Público es veraz, y
tengo muy pocas dudas de ello dada la profesionalidad de su equipo periodístico
y de Carlos Enrique Bayo y Patricia
López, los autores del informe, en particular, la carrera judicial del juez
Pablo Llarena podría tener sus días
contados.
Según
el rotativo, el Supremo se pasó sus propias normas bajo el Arco del Triunfo al
nombrar al ex presidente de la conservadora Asociación Profesional de la
Magistratura como magistrado de la Sala
Segunda. Según Jueces para la Democracia, la asociación de jueces progresista
en las antípodas de la APM, el nombramiento de Pablo Llarena vulneraba tres artículos de la Constitución, dos de
la Ley Orgánica del Poder Judicial, tres de su reglamento de nombramientos y la
base primera de la convocatoria para cubrir la plaza. Ahí es nada. Pero lo más
grave llega luego cuando la Sala de Admisión del Tribunal Supremo decide dar la
instrucción de la causa del Procés a Pablo Llarena vulnerándose el turno
establecido y desestimando a cinco jueces
a los que, por antigüedad, correspondería dicha instrucción y pasándose
de nuevo por el Arco del Triunfo sus propias normas internas. Si a todo eso
añadimos que toda la instrucción, según
reputados juristas, ha sido una chapuza y que las euroórdenes emitidas
por Pablo Llarena han sido todas
ellas rechazadas por la justicia europea, el desprestigio de dicho juez adquiere
dimensiones siderales.
Todo
esto evidencia la politización extrema que sufre la justicia española entre
jueces de derechas, los más, y jueces de izquierdas, los menos, y la escasa
independencia de uno de los poderes nucleares de la democracia como es la
justicia. Se retorcieron todos los reglamentos habidos y por haber para que
dicho juez instruyera la causa del Procés
y que luego este argumentara un delito tan grave como el de rebelión, que
muchos juristas no ven por ninguna parte, para mantener en prisión provisional
a los políticos independentistas.
Con toda
esta información que ofrece el diario Público, el equipo judicial del Procés hasta podría invalidar toda la
instrucción llevada a cabo por defecto de forma (la instruyó quien no debía) y
acusar al Tribunal Supremo y al juez Pablo
Llarena de prevaricación, y si las demandas no prosperan, como sucedió con el
recurso contencioso administrativo interpuesto por Jueces para la Democracia, llevar
el caso a Estrasburgo. ¿Lo harán? Pues tengo mis dudas. Al Procés le viene muy bien tener mártires y una de sus bazas más espectaculares
será la proyección internacional que tendrá el macrojuicio.
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