SOCIEDAD / 11 M VERSUS JM
11M versus JM
Con
tanto ruido de las señoras Arrimadas y Ayuso, esa efeméride del
11M ha sido relegada a segundo plano. Han pasado 17 años del mayor atentado
terrorista de la historia de España en respuesta a la insensata deriva de José
María Aznar que metió al país en el avispero iraquí pese a la contestación
masiva de toda una sociedad que tomó las calles para pedir que esa aventura
diseñada por el trío de las Azores no se llevara a cabo. Oídos sordos al clamor
popular y a su propio gobierno. Casi doscientas víctimas civiles a sumar a la
docena de militares muertos en Irak. Macabro balance en la pechera de un
egocéntrico compulsivo que en esos días perdió la razón si es que la tuvo en
algún momento.
En una
reciente y excelente entrevista de Jordi Évole, el que fuera presidente
del gobierno hizo un eficaz autorretrato de sí mismo sin que el entrevistador
tuviera que meter cuña de forma especial. El entrevistado se bastaba para
desacreditarse en profundidad con sus palabras, subrayadas, como si estuviera impostando
(lo estaba), y con su lenguaje corporal. El soberbio exinspector de Hacienda se
cree por encima del bien y de mal y pontifica desde su estrado con su siniestra
expresión, su risa de hiena y ese dedo acusador. Parecía la reencarnación de
Dorian Gray.
A la
pregunta de por qué se sumó a George W. Bush y Tony Blair a la
invasión de Irak, esa aventura postcolonial que se saldó con cuatrocientas mil
vidas, un país destrozado y un terrorismo extremo, cuando el director del CNI
le había advertido de que no había evidencia alguna de la existencia de esas
famosas armas de destrucción masiva (las hubo, claro, las que compró a
Occidente y ya gastó asesinando a los kurdos el sátrapa Sadam Hussein
ante el silencio internacional), José María Aznar contestó que tenía una multitud de informes que le decían que esas armas existían. A la pregunta de
por qué razón el ministro del interior, Ángel Acebes, el que sudaba
sangre en cada comparecencia porque ya no sabía qué cara poner para hacer
creíbles sus mentiras, una hora antes de que la policía atribuyera la autoría a
una célula islamista los atentados del 11M (y toda la prensa internacional,
incluida la estadounidense) seguía diciendo que ETA estaba detrás de la masacre, el cerebro de las FAES se limitó
a decir que en aquellos momentos las informaciones apuntaban a la organización
terrorista vasca. Y se quedó tan tranquilo, perfectamente retratado.
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