LIBROS

ERICH EL ZURDO
Domingo-Luis Hernández
La Página Ediciones, 2011
305 páginas

Es Erich el zurdo una novela difícil y, a pesar de ello, atrapa en su laberíntica trama. ¿Por qué? No se puede explicar: magia.
¿Género negro? Sin duda, porque los personajes que pululan por ella, que giran en torno a Teodoro Raúl Sosnowssky-Quintana Pérez Robayna, y él mismo, asesino fratricida, son los que se suelen encontrar en ese tipo de literatura: asesinos de crímenes salvajes, policías que investigan, misteriosas mujeres tan bellas como hieráticas...Novela de paisajes múltiples – Canarias, Barcelona, Cuba -, de espejos que duplican imágenes, de impostores y, sobre todo, de indagación literaria. Un cóctel adictivo que emborracha según se avanza en su lectura, que funciona como una droga que metemos en vena.
Erich el zurdo, segunda novela del tangerino, profesor de literatura y agitador cultural canario Domingo-Luis Hernández, es cinematográfica en su esencia. Juega el autor con un crisol de imágenes que se mueven a su antojo formando vistosos calidoscopios en donde el lector se siente perdido como sus personajes. Novela en donde todos son perdedores y se centra en el fracaso vital absoluto.
La estancia se llenó de un extraño estupor. Teodoro Raúl hizo conjeturas sobre la muerte y se interesó por la duración del apagado del cerebro de un hombre. Se preguntó en voz si un moribundo distingue las luces que se apagan lentamente en su cerebro.
Tiene esta novela negra y ditirámbica mucho que ver, en mi opinión, con el cine de Godard, el de Pierrot Le fou, con La dama de Shangai de Welles, por su juego de espejos, o con el Lars Von Trier hipnótico de Europa. Y es lo más parecido a una pieza de jazz de Charlie Parker, libérrima, bella, ensimismada en si misma.
Imposible tratar de caminar recto por una trama tortuosa en la que irremediablemente nos perderemos, como sus personajes o el propio autor. Hay que dejarse llevar por una cascada de imágenes, sugeridas por prosa precisa, que siempre nos remiten a una literatura con mayúsculas. Meterse en sus círculos, girar dentro de ellos, morir, matar, soñar y amar.
La mujer hizo un ligero movimiento para ajustar la cabeza en el brazo del hombre y cerró los ojos. Teodoro Raúl giró el tronco y desde la ventana del vehículo vio dibujos en una ciudad que apretaba su espalda como el peso del mundo. Precisaba convencer a Ascirna de lo que debía convencerla. Punto y final.
Erich el zurdo
es una novela inclasificable, osada, experimental y provocadora en una época en la que todo es sencillo, líneal y nada nos sorprende. Leer la novela de Domingo-Luis Hernández es participar en un excitante experimento literario que hace de su abstracción uno de sus principales leit motivs. El escritor tangerino/tinerfeño congela el tiempo, ralentiza la acción, mima el detalle, indaga dentro de la mente humana, habla de culpa y expiación y, sobre todo, recrea una atmósfera opresiva. En definitiva literatura en estado puro, destilada con suma lentitud, baile de palabras y deconstrucción de frases. Un ejemplo de todo lo que cabe en eso que llamamos género negro: todo.
JOSÉ LUIS MUÑOZ

LO QUE QUEDA DE NOSOTROS
Francesca Valentincic
Ediciones Atlantis, 2010
144 páginas

En breves, pero emotivas páginas, la escritora Francesca Valentincic (La memoria del agua, La sangre que moja la tierra) desgrana una historia nostálgica y generacional de un grupo de jóvenes amigos que se reúnen en un lugar apartado y bucólico. Lo que se prevé como un encuentro relajante deja de serlo en cuanto afloran las tensiones del grupo, sus recelos, pasiones y frustraciones. Y un accidente fortuito tiñe esos días con el drama.
La novela de Valentincic, que podría inscribirse dentro del género sentimental y psicológico, está perfectamente estructurada, mira desde el presente, con la nostalgia del tiempo perdido que ya no se recupera, al pasado, plantea la incógnita de lo que pudo ser y no fue por dramáticas circunstancias, mima al elenco de sus personajes que aportan sus voces a la narración y son su esencia de su narración y está escrita con una corrección encomiable sin que chirríe en momento alguno ni haya notas disonantes.
El grito que oigo aparece el mismo que oí veinte años atrás, el de una chica a la que, una terrible fatalidad, había arrebatado su primer amor. Lo había perdido en el momento álgido, sin tiempo a aborrecerlo o a descubrir las pequeñas imperfecciones, sin espacio para haberse aburrido o desenmascarado los lados negativos. Francesco se había caído, quedando como un muñeco roto, al principio de todo, en el culmen de la pasión, durante los primeros descubrimientos. Paola parecía inconsolable y todos estábamos consternados.
No menos importante en Lo que queda de nosotros, título que cada uno puede aplicar a su propia vida desde la perspectiva del presente, es su banda sonora musical, porque cada generación, incluso cada momento de la vida, o cada relación sentimental, la tiene. Y así suenan por las páginas de esta novela estimable las voces de Fabricio De André, Cat Estevens, Simon and Garfunkel y John Denver, entre otros. Quizá habría que leerla escuchándolos.
JOSÉ LUIS MUÑOZ

EL PAÍS DE LOS ESPÍRITUS
Miguel Ruiz Montañez
Ediciones Martínez Roca, 2011
508 páginas

Es Miguel Ruiz Montañez (Málaga, 1962) un autor muy vinculado al Caribe, literariamente hablando (allí situaba su novela La tumba de Colón (2006), como desde el punto de vista profesional y vital (es profesor asociado en la Universidad de Santo Domingo) por lo que no es extraño que en su última y extensa novela, El país de los espíritus, retrate una realidad que él conoce de primera mano: el fascinante, misterioso y caótico Haití, el primer país de América en obtener su independencia y uno de los más pobres del mundo.
Sitúa la acción de su novela Ruiz Montañez en el presente, en el último temblor de tierra que sacudió esa parte de la antigua Hispaniola y sembró el caos y la destrucción, para armar una trama compleja que del presente va hacia el pasado taíno de la isla, precisamente para explicarnos la especial idiosincrasia del pueblo haitiano marcado por los ritos ancestrales que sus pobladores negros, que han terminado por conformar la cultura de la isla, se trajeron de África: el vudú.
Rica en anécdotas, perfecta en descripciones, con un sinnúmero de personajes, entre ellos algún cameo a cargo de Bill Clinton, y con espíritu solidario, la novela de Ruiz Montañez navega por ese país de los espíritus con el que la desdicha parece cebarse siempre (terremotos naturales que se unen a los seísmos políticos, a las sangrientas e hilarantes dictaduras de los Duvalier), tiene estructura de thriller pero es mucho más que eso, porque Ruiz Montañez quiere que El país de los espíritus funcione como poliedro de múltiples caras para que el lector comprenda esa realidad dolorosa que siempre ha sido ese país caribeño.
Tal vez lo mejor sea empezar explicando que es un país incomprensible, una isla quimérica, un trozo de tierra donde más que ocurrir cosas extrañas, lo extraño es que a veces sucedan cosas corrientes.
JOSÉ LUIS MUÑOZ

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