CINE /LIFE FEELS GOOD
LIFE FEELS GOOD
Maciej Piepryzca
Life Feels Good fue una de las películas que causaron impacto por su calidad y
emotividad en ese pequeño gran festival de cine que es el de Gijón. Es muy
difícil ver una película polaca que no alcance, como mínimo, el notable alto.
Polonia es sinónimo, casi indiscutible, de cinema de calidad; un país que ha
dado realizadores extraordinarios como Andrej
Wajda, Roman Polanski, Krystov Kielowski o Jerzy Skolomowski, y los sigue dando, y
ahí están Pawell Pawlikowski, el
director de la extraordinaria Ida, o Lech Majewski con El molino y la cruz. Así es que Life
feels good, inspirada en un personaje real, y dirigida por Maciej Pieprzyca (Katowice, 1964) y con
diez películas en su haber, es, una vez más, la demostración de que ese castigado
país centroeuropeo tiene una de las mejores cinematografías del mundo.
De la mano del director, que cuenta con un guión perfecto escrito por
él mismo en el que nada sobra ni falta, y un actor sencillamente
extraordinario, Dawid Ogrodnik,
galardonado con el premio a la mejor interpretación del festival asturiano, que
interpreta a Mateusz, aquejado por parálisis cerebral, asistimos a la lucha
titánica de este discapacitado por ser reconocido como ser humano y no un
vegetal. Dividida en pequeños capítulos, Mateusz nos habla de su infancia, de
su relación entrañable con su padre, al que se refiere como el mago por lo
inventivo y fantasioso que era; la vida que ve transcurrir a través de su
ventana, como el protagonista de La
ventana indiscreta de Alfred
Hitchcock, atisbando la de los demás tras los visillos de las casas; su
tierna relación con una vecina que se convertirá en su amiga; su internamiento
en un hospital para discapacitados mentales cuando falta el padre; su enamoramiento de una cuidadora que lo trata
con exquisita ternura; su aprendizaje de un sistema de signos que le permite
decir, por fin, lo que siempre quiso y no pudo a su madre: No soy un vegetal. Mateusz es un ser sensible que requiere afecto,
tiene impulsos sexuales—Las estrellas y las tetas son lo mejor que
ha creado Dios—y unas inmensas ganas de vivir a pesar de la dificultad para
moverse y comunicarse.
Maciej
Pieprzyca,
en este su segundo trabajo cinematográfico tras una experiencia como
documentalista, se sirve de la irónica voz en off del protagonista de su
película, el monólogo interior que nadie oye salvo él, para narrar este relato
de superación sustentado con ajustados movimientos de cámara, una excelente
fotografía y bien musicado.
Sin caer en lo lacrimógeno, Life feels good tiene momentos tan emotivos como cuando su
cuidadora pone la retorcida mano de Mateusz sobre su pecho, su doloroso llanto
cuando es abandonado por quien él creía era su novia o su gemido de júbilo
cuando consigue comunicar que es persona que piensa y siente.
Cine con mayúsculas, magistral y humano.
Publicado en Tarántula, El Cotidiano y Entretanto Magazine
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