CINE / TÍO HOWARD, DE AARON BROOKNER

Tío Howard
Aaron Brookner


¿Qué hacer cuando uno descubre que su tío, muerto a la edad de 35 años a causa del SIDA, era un talentoso documentalista, además de director underground que dejó tres películas en su haber, personaje bohemio, narcisista, heroinómano,  se codeaba con algunos de los iconos culturales del momento como William S. Burroughs, Allen Ginsberg, Frank Zappa, Patti Smith, Jim Jarmusch, Tom Dicillo, Madonna o Andy Warhol, y estaba inmerso en un documental sobre su época, los espléndidos ochenta, en la que Nueva York fue el epicentro cultural, como anteriormente lo había sido París?


Aaron Brookner, sobrino de Howard Brookner, se encuentra en el bunker que tiene William S. Burroughs en Nueva York las cintas de lo que iba a ser un documental sobre el novelista, frustrado por su pronta muerte, más una serie de filmaciones de él y su entorno sentimental y cultural, y decide retomarlo, incluyendo las imágenes filmadas por su tío, con la ayuda de Jim Jarmusch, productor de Tío Howard.


El resultado es un documental sobre un documental previo, un ejercicio de metadocumentalista valiosísimo que tiene una textura narrativa y dramática impecable. Aaron Brookner completa con nuevas filmaciones y entrevistas ese documento rescatado del olvido para pergeñar un film muy diferente del proyectado por su pariente desparecido, un documental para reivindicar su talento y en el que vemos a William S. Burroughs, icono de la beat generation, elegantemente vestido, haciendo puntería con su revólver, hablando con su colega Allen Ginsberg, departiendo en fiestas con Madonna o Frank Zappa.


Tío Howard es un retrato muy ajustado del Nueva York de los 80, una ciudad en ebullición cultural de la que Howard Brookner fue testigo hasta que la epidemia rosa, el SIDA, empezó a diezmar esos valiosísimo talentos como recuerda una de las secuencias más dramáticas del film en la que el cineasta fallecido repasa la fotografía de los asistentes a una fiesta y comprueba que muchos de ellos ya no están.


Tío y sobrino se encuentran en este conmovedor documental lleno de talento y extraordinariamente interesante por los personajes que desfilan por él.    


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Lo realmente literario de esa bestia sedienta de sangre, cuyo aspecto físico era el de un elegante galán de la UFA que podía seducir a cualquier mujer desde sus casi dos metros de altura, y que me movió a escribir este thriller, fue su peripecia vital cuando fue descubierto de forma casual por una de sus víctimas que acudió como paciente a su consulta médica. A partir de ese momento Heim se desdobla en una infinidad de personajes, se deja ver por los confines más apartados, juega al gato y al ratón con la policía de medio mundo y los servicios secretos israelíes, que quieren cazarlo como a Adolf Eichmann, se escabulle una y otra vez, busca refugio en las dictaduras fascistas latinoamericanas, a las que aporta sus métodos de interrogación, y acaba convirtiéndose al Islam con el fin de desconcertar a sus perseguidores.
 (José Luis Muñoz en SUBURBANO MIAMI)


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