CINE / BLISS, DE JOE BEGOS
BLISS
Joe Begos
Bliss o la obsesión creativa, o el delirio
creacional de Joe Begos (Rhode
Island, 1987), un director de cine independiente cuyos films anteriores, VFW, Poder
mental y Casi humanos se
inscriben dentro del cine fantástico y se caracterizan por una imaginación desbordante
que suple la falta de medios.
Una
pintora rebelde, Dezy (Madison Burge
en un papel muy físico en su más amplia acepción), que tiene un estudio en las
afueras de Los Angeles y está en guerra con su marchante y su entorno, empieza
una mañana, tras una delirante orgia sexual a tres con el sofisticado Ronnie (Rhis Wakefield) y la rubia novia de
éste (Susan Slaugther), con una
extraña droga de por medio, a pintar lo que cree va a ser su obra maestra. El
cuadro son solo unos cuantos trazos rojos y es de grandes dimensiones y se
convierte en una obsesión. La droga que le ha proporcionado su camello es
adictiva, le abre su apetito sexual y carnívoro, y necesita más dosis. En medio
de sus delirios lisérgicos, en los que pierde el control y de los que no se
acuerda de nada luego, se transforma en
una especie de vampiro satánico que va asesinando y desangrando a todo ser
humano que se tropiece con ella, aunque sea su medio novio Clive (Jeremy Gardner). Y con esa sangre,
vertida a borbotones, va completando ese obsesivo cuadro hasta su culminación.
Joe Begos, con una cámara compulsiva, pocos medios,
una lluvia de destellos, que no hacen apta la película para epilépticos, y un
montaje frenético que se salta todas las normas narrativas del cine, mezclando
cine de vampiros y el más hiperbólico cine gore con cubos de hemoglobina e
hígados desparramados a gogó, construye esta fábula punk que en realidad es una
alegoría del proceso creativo durante el cual el artista fagocita todo lo que
hay a su alrededor, lo canibaliza (en el film esa canibalización es real), para
incorporarlo a la obra que está creando.
Bliss, en inglés felicidad, es cinema punk, desmesurado, con una banda sonora cañera
de Steve Moore, una fotografía sucia
y muy saturada de Mike Testin y un
montaje frenético que resulta hipnótico. El espectador valiente que se atreva a
visionar esta película habrá hecho una especie de viaje lisérgico y se
preguntará que se estuvo metiendo Joe
Begos durante el rodaje. Bliss, que
no es muy diferente de Mother de Darren Arofnofsky, es una propuesta muy
radical, con unas enorme fuerza visual y escenas (la orgía) extraordinariamente
bien filmadas con los escasos medios de un cine completamente independiente.
Mucho más que un film de terror.
Una historia de terror ambientada en
los tiempos del apartheid sudafricano,
una novela que muerde:
LOS PERROS.
Comentarios