CINE / TONI ERDMANN, DE MAREN ADE

Toni Erdmann
Maren Ade

No siempre los hijos salen a tu imagen y semejanza, muchas veces sucede exactamente lo contrario, como reacción. Y los padres, por regla general, salvo los psicópatas que devoran a sus propios hijos como Urano, que haylos, experimentan por los hijos una suerte de amor no correspondido. Estos son los ejes argumentales de la película alemana que seguramente, y teniendo en cuenta los gustos de la Academia de Hollywood, se lleve el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

Toni Erdmann es una larguísima película alemana sobre la espinosa relación entre un padre jubilado, vitalista, medio hippie, excéntrico y ecologista, y su hija ejecutiva de una empresa, rígida y discreta, su antítesis. Cuando Winifried (Peter Simonischek) viaje a Bucarest, en donde está destinada su hija Inés (Sandra Hüller) para saber si es feliz, el encuentro padre hija dará lugar a una serie de situaciones hilarantes que llegarán a su máxima expresión cuando el padre cree un nuevo personaje, el estrafalario Toni Erdmann del título, para aproximarse a su hija y arrancarle una sonrisa.

Maren Ade (Karlsuhe, 1976), la realizadora y guionista del film, trufa esos 162 minutos con una sucesión de escenas humorísticas en las que ese padre clown se burla de la clase empresarial y pone en cuestión el sistema rígido de valores de su hija, algo que ella no ve precisamente con buenos ojos. La anécdota se alarga demasiado y finalmente las continuas bromas de Winfred / Toni Erdmann acaban saturando y la película, en sus momentos finales, deriva hacia el pastelón sentimentaloide, lo que nos es óbice para que asistamos a alguna que otra secuencia hilarante como cuando, en su fiesta de cumpleaños, y ante la imposibilidad de ponerse un vestido nuevo, la circunspecta Inés abra la puerta de su casa desnuda y anime a sus invitados, los empleados de su oficina,  a deshacerse de sus ropas. Eso sí, tanto Peter Simonischek, pasado alguna vez de rosca, como Sandra Hüller bordan sus respectivos papeles.


En Arkaham, una pequeña comunidad de la costa Oeste norteamericana, la vida transcurre sin contratiempos. La irrupción de un peligroso fugitivo de la justicia y el misterioso y sórdido crimen que a continuación de produce alteran la aparentemente plácida vida del pueblo. Afloran las pasiones y e ambiente se vuelve tan tenso que se hace irrespirable. La sombra de la sospecha planea sobre todos y cada uno de los habitantes del pueblo. Mala hierba obtuvo el premio Ángel Guerra en 1991.




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