LITERATURA / QUE TE VAYA COMO MERECES, DE GONZALO LEMA
Que te vaya como mereces
Gonzalo Lema
Hay
algunos teóricos de la novela negra hispana que ven un hilo conductor muy claro
entre la novela picaresca del Siglo de Oro español (El lazarillo de Tormes, El
Buscón de Francisco de Quevedo,
las novelas ejemplares de Miguel de
Cervantes) y cierta novela negra española. Eso se ve muy claro, por
ejemplo, en las novelas de García Pavón
protagonizadas por el policía municipal de Tomelloso Plinio, e, incluso, en las
novelas de Manuel Vázquez Montalbán
de la serie Carvalho en las que el costumbrismo, la descripción nostálgica de
una Barcelona que existía en el imaginario del escritor catalán, está casi siempre
por encima de una trama supuestamente policial. Que te vaya como mereces, espléndido título de Gonzalo Lema (Tarija, 1959), abogado y escritor de largo recorrido
(ha publicado nueve libros y ha obtenido importantes premios con ellos) novela
negra con la que obtuvo el último premio L’H Confidencial, es una prueba de esa
relación que se remonta a quinientos atrás y sigue muy vivo, sobre todo, en la
literatura sudamericana.
La
novela de Gonzalo Lema, con la
excusa de una investigación policial (Santiago Blanco, investigador policial
retirado reciclado como portero de finca, investiga la desaparición de la
morgue del cadáver de Abrelatas (personaje que podía tener cierto paralelismo
con Bicúter, el ayudante de Pepe Carvalho de las novelas de Manuel Vázquez Montalbán), viejo
delincuente que trabaja como camarero) retrata
con precisión una realidad social en un país poco homogéneo como es Bolivia,
con grandes diversidades económicas (el conflicto secesionista de Santa Cruz
está muy presente en la narración) que coinciden con las étnicas.
Gonzalo Lema es un verdadero maestro en las descripciones
físicas, algo que suele faltar en las novelas que se escriben hoy en día y que
seguramente hará muy feliz a Juan Marsé.
Una voz de celda. El cutis de iguana. Las
patillas de los libertadores. El pelo ensortijado como trabajado por una
permanente. La oscura caverna de la boca con tres dientes aislados. Dos arriba,
uno abajo. Una sonrisa de terror amenazante. O esta otra. Tenía la cara redonda y los ojos chinos, la
nariz como pelota de ping-pong y la boca como la abertura de una alcancía chanchito.
Era tan feo que podía asustar a los alacranes.
Que te vaya como mereces es un continuo ejercicio de
estilo literario, diría, incluso, que el estilo, la forma, se merienda por
goleada la historia, que ésta se diluye en la selva de ese lenguaje colorista
que el autor boliviano prioriza en una apuesta por la forma más que por el
fondo. La mujer lo observo un momento.
Tenía media cabeza por encima de la del hombre y más de veinte kilos a su
favor. Su mirada era un taladro en funcionamiento que intimidaba a cualquiera.
Blanco esperó lo peor.
Gonzalo Lema apuesta por el costumbrismo, así es que su
prosa nos traslada con efectividad al calor de los mercados, a las comidas
populares y picantes que consume el protagonista de esta historia, el investigador
expolicía Blanco que ejerce de portero de finca. La fiscal comía un relleno de papa con queso. El aceite goteaba a sus
papeles y los dejaba transparentes. La letra desaparecía.
La
violencia aparece y golpea con
contundencia sin ocultar los detalles más sangrientos. La nuca no estalló en sangre sino que se abrió una boca que dejó correr
la sangre como un manantial.
Tiene
frases gloriosas el libro, frases de una enorme fuerza visual que certifican el
talento literario de su autor: El cuerpo
se le quebraba y en su fina cadera se veía saltar la gelatina de los sapos.Y hay algunos tramos hilarantes de
surrealismo mágico, como esa batalla campal entre cholitas en el mercado de
Cochabamba. Doña Enriqueta embistió liderando
sus huestes. Armó una cadena de brazos con las mujeres de la primera fila y
pretendió arrasar el bosque que tenía al frente. Las recibieron a maderazos de
los cajones de manzana de Chile. Alguno aún con clavo. La sangre no se dejó
esperar. De inmediato se las remató con una lluvia tupida de tomates verdes.
Blanco
no es un personaje glamuroso, no es un Sam Spade sino un muy modesto portero de
finca que tiene una medio novia, Gladis, un vecino que es un hare khrisna, un
loro y se alimenta de lo que puede en el mercado de las cholitas. Que ye vaya como mereces es una novela
muy literaria, escrita con una prosa cálida, envolvente, rica en matices, y sensual que sirve Gonzalo Lema en frases cortas de una enorme efectividad, pero que
puede decepcionar al lector habitual de este género ávido de una trama que
enganche.
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