SOCIEDAD / LOS PAPELES DE CIFUENTES
Los papeles de Cifuentes
Hace unos días un tertuliano de TV3, esa televisión que me
adoctrina últimamente, trazó un símil muy acertado sobre el caso Cifuentes que
recojo. “Al PP le va a pasar como Al Capone, que no cayó por sus delitos
mayores (asesinatos, robos, sobornos) sino por defraudar al fisco”. Con
Hacienda topó el pobre Al Capone y se lo quitaron de en medio. Con la
Universidad topa la presidenta de la comunidad de Madrid.
Resulta una paradoja la leña que están haciendo con el árbol
de Cristina Cifuentes, el verso más o
menos suelto y limpio del PP que se ve salpicada por ese asunto del máster que empezó
como bola de nieve inocente y se está convirtiendo en alud. Un asunto menor si
lo comparamos con ese ramillete florido de delitos de todo tipo que cercan al
partido que gobierna España y que se está magnificando sin que ninguno de sus
camaradas lance un salvavidas a la presidente de la comunidad de Madrid.
M. Rajoy, el misterioso tipo de los papeles de Bárcenas,
que, presuntamente, ha estado cobrando dinero negro de esa inmensa caja B del
partido resiste contra viento y marea como el hombre tranquilo mientras a su
alrededor todos caen (el verso suelto de Gallardón; la reina de las ranas
Esperanza Aguirre; el rey de los volquetes de putas Francisco Granados; el de
los áticos y canales de Isabel II Ignacio González; el elegante Francisco
Camps, etc…).
Cristina Cifuentes era incómoda para el PP dando lecciones
de moralidad y limpieza y ahora que la han cogido en falta flagrante la dejan
sola para que se cueza en su propia salsa. Así funcionan las bandas. Por debajo
se matan a tiros y a cuchilladas, como
en la mejor película de Martín Scorsese, y el padrino envejece sin que haya un
heredero claro.
Me pregunto si los amigos de Vox, ese partido que cosecha
unas decenas de votos en Catalunya y arremete contra los violentos sediciosos y
rebeldes del Procés, van a llevar ante la justicia a ese tal M. Rajoy y a su
banda. Me pregunto por qué no se anulan los resultados de todas las elecciones
que ese partido ha ido ganando en Valencia y España con, presuntamente,
millones de euros en B que han salido de nuestros bolsillos a través una serie
de obras públicas inútiles y sobrevaloradas. Me pregunto qué más tiene que
pasar para ilegalizar a un partido que actúa como banda, cuándo se hará un Núremberg con sus dirigentes y
empezamos de nuevo la partida con un baraja no trucada.
Palma Cristina Cifuentes, el mirlo blanco del PP, y el resto
reza para que la guillotina tenga suficiente con su cabeza, pero yo quiero en
el cesto la cabeza de M. Rajoy que no sé quién es a estas alturas de la
película.
En la comisaría del distrito había policías
sudorosos, negros esposados con señales de violencia en sus caras, papeles
amontonados sobre las mesas, máquinas de escribir en funcionamiento y vetustos
ventiladores que giraban desde el techo y removían el aire cálido y pegajoso. Caos.
No olía bien aquel ambiente perfumado por el sudor y la sangre. Reinaba entre
las cuatro paredes el mal olor de la pobreza, la marginación y el miedo. No
olía bien ni él mismo, con el traje blanco de lino empapado de sudor y los
bajos de los pantalones manchados de barro.
UNA N0VELA QUE MUERDE
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