SOCIEDAD / TRUMP SIGUE BUSCANDO SU GUERRA
TRUMP SIGUE BUSCANDO
SU GUERRA
Todo presidente de Estados Unidos que se
precie ha tenido su guerra. John F. Kennedy
se metió en el fregado de Vietnam, y le volaron la cabeza por no meterse más
a fondo, cosa que si hicieron sus sucesores Lindon B. Johnson y Dick Nixon,
el mentiroso, que empezó a ensangrentar a base de golpes militares el patio trasero
del Imperio. Jimmy Carter no, aquello
fue un oxímoron, una equivocación del sistema que dejó que un presidente
pacifista presidiera el imperio y su única aventura militar, el rescate de los
rehenes en la embajada de Estados Unidos en Teherán, se saldó con un fracaso en
toda regla. Ronald Reagan, uno de los
peores actores de Hollywood, gastó
esfuerzos en levantar guerras y golpes de estado en toda Latinoamérica, entroncando
con la estela de Richard Nixon. George H. Bush se montó la primera
guerra de Irak, aquella que dejó un saldo de más de treinta mil iraquíes carbonizados y algunas docenas de
norteamericanos muertos, por fuego amigo la mayoría, e invadió Panamá porque su
monstruo Noriega se le había descontrolado.
Bill Clinton solo bombardeaba para tapar
los trabajos de la becaria Monica
Lewinsky. George W. Bush fue,
sin duda, el mejor presidente para el establishment: montó guerras a pares, la
de Afganistán y la de Irak. Barack Obama
neutralizó a Bin Laden, o eso dicen,
amén de seguir en Afganistán y asesinando con drones a mansalva. ¿Y el actual
inquilino de la Casa Blanca? ¿Por qué no hace los deberes?
No acaba de encontrar su guerra Donald Trump y el importante lobby de
las armas, uno de los que pusieron millones de dólares en su campaña para que
el presidente se lo devuelva en trillones de dólares en armamento consumido, se
lo va a echar en cara. Hizo amago de montar un Armagedón con el inefable presidente de Corea del Norte,
ese que mata a sus ministros a cañonazos, y acabó comiendo sushi amigablemente
con él. Montó un tinglado de narices en Venezuela, apostando al autoproclamado Guaidó, con el seguidismo estúpido de
un montón de países, entre ellos el nuestro, y amagó con una invasión que ha
decidido aplazar porque Venezuela puede ser su Vietnam particular si mete allá
su pezuña. Así es que anda ahora a la greña con Irán, lo acusa de estado terrorista,
le achaca ataques a petroleros de otras nacionalidades en el Golfo de Omán y
del derribo de un dron.
El presidente de melena aleonada abortó
en el último momento una operación punitiva contra el régimen de los ayatolás. Josep Borrell se cree tanto lo de los atentados
iraníes contra los petroleros como esas armas de destrucción masiva que jamás
se encontraron.
¿Cuántos capones le tienen que dar en la
cabeza a este inepto presidente el lobby armamentístico para que encuentre por
fin su guerra? Donald Trump no
desenfundó, dice él, porque no quiere cargar sobre sus espaldas con 150 muertos
que conllevaría ese ataque de represalia, según le dijo un general. Por una
décima de segundo le he creído. Me puede la inocencia.
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