CINE / SECRETOS DE UN ESCÁNDALO, DE TODD HAYNES
Seguro que todo el mundo recuerda esa historia romántica, aunque un tanto sórdida, de la profesora estadounidense Mary Kay Letourneau, de 34 años, que tenía relaciones sexuales con su alumno Vili Fualaau de solo 12 años. La profesora, que dijo estar locamente enamorada de su alumno, y este de ella, fue juzgada y condenada por pederastia y violación y, cuando cumplió su condena, se separó de su marido, con el que había tenido cuatro hijos, para retomar su relación con el adolescente con el que vive en la actualidad con sus dos hijas.
Todd Haynes (Los Ángeles, 1961) se inspira en
esta pareja para armar Secretos de un
escándalo, pero ha cambiado los nombres de los protagonistas y hasta la
raza del menor presuntamente violado (no es de origen polinesio sino coreano).
Elizabeth Berry (Natalie Portman), una popular estrella de cine, quiere
interpretar a la protagonista de esta atípica historia de amor en una película
a punto de rodar y para ello prácticamente convive durante un período con sus
protagonistas reales Gracie Atherton (Julianne Moore), su joven esposo Joe
(Charles Metton), y su familia, los dos hijos que están a punto de graduarse,
para intentar comprender a su personaje y así interpretarlo con más convicción.
Esta circunstancia hace que Gracie y Joe revivan, veinte años después, momentos ya casi olvidados (aunque hay
vecinos que no se olvidan de su caso y los acosan: periódicamente reciben cajas
de regalo que contienen literalmente mierda).
El film de Todd Haynes narra esos encuentros
entre las dos mujeres, sus conversaciones, los momentos de complicidad que
busca la actriz para provecho propio, pero también la desconfianza que se va
apoderando de Gracie hacia Elizabeth cuando esta quiere indagar con más
profundidad en cómo se enamoró de su alumno menor de edad sin percatarse de la
ilegalidad de su conducta, la seducción por parte de la actriz al marido, como
si fuera parte de su trabajo actoral acostarse con él (Joe le confiesa que
nunca a estado con otra mujer que con la profesora), y las tensiones que
afloran entre esa pareja desnivelada no solo por la diferencia de edad (Gracie
siempre trata a Joe como si fuera uno de sus hijos y este, con rasgos de
inmadurez, le reprocha, en algún momento, de haberle robado la juventud).
Ocurre en Secretos
de un escándalo, como en Carol,
su anterior película sobre un amor lésbico inspirado en una de las novelas no
policíacas de Patricia Highsmith, que a Todd Haynes parece faltarle brío
narrativo hasta llegar a aburrir, que sus películas no enganchan, a pesar de
que abordan relaciones complejas, y el espectador observa fríamente lo que
sucede ante sus ojos sin llegar a emocionarse por nada de lo que ocurre, y eso
a pesar de contar con dos excelentes
actrices como Julianne Moore y Natalie Portman, sus dos protagonistas.
Hay escenas ridículas por su forzamiento
—Elizabeth Berry llegando al éxtasis en solitario imaginando que es Gracie en
la tienda de animales en donde los amantes fueron sorprendidos por la policía
(no fue en una tienda de animales sino en un coche donde fueron sorprendidos en
la historia real); Gracie Atherton llorando desconsoladamente después de que un
cliente suyo le haya cancelado el pedido de una tarta porque la antigua
profesora, a la que ningún centro educativo contrata, se dedica a la
repostería— y, para rematar, una serie de subrayados musicales que aparecen de
vez en cuando sin ton ni son, remarcando algunos de los momentos del film que
no los mejoran sino que los empeoran. Todd Haynes da una clase práctica de cómo
no se debe utilizar una banda sonora.
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