CINE / SICIXIA, DE IGNACI0 VILAR
SICIXIA
Ignacio Vilar
Sicixia es una película gallega más que española,
puesto que está hablada íntegramente en ese idioma, que concurrió en la Sección
Oficial del pasado festival de Gijón y dejó buen sabor de boca por su sencillez
y falta de pretensiones en su exhibición. Ignacio
Vilar (Petín, 1951) es un director de cine localista que no ha movido su
cámara de su Galicia natal: Un bosque de
música (2004), Vilamor (2011), A esmorga (2014) y ahora Sicixia.
La película
es una hibridación entre el documental antropológico y el drama amoroso. Xiao (Monti Castiñeiras) es un técnico de
sonido que va la Costa da Morte para realizar un trabajo de campo humano (entrevista
a pescadores, mariscadoras, palilleras de encajes de bolillos…) y telúrico (el bramido
del mar en algunas grutas misteriosas del salvaje paraje), para un documento sonoro.
Olalla (Marta Lado), una buceadora
que vive de la recolección de algas para su explotación industrial, será su
guía en ese viaje por rincones de una belleza misteriosa y halos de leyenda.
Entre los dos, aunque están casados, surge la pasión amorosa y en ese pequeño
pueblo de Galicia todo acaba sabiéndose.
Sin grandes
pretensiones, y apoyándose en muchas de sus secuencias en la técnica
documentalista, Ignacio Vilar
construye un melodrama sentimental equilibrado y correctamente interpretado por
la pareja protagonista. Marta Lado
recibió en el Festival Cinespaña de Toulouse el premio a la mejor
interpretación por su trabajo. En Sicixia
el espectador encontrará mucho más de lo que puede esperar de una producción modesta,
casi artesanal, rodada con sensibilidad y pericia, es lo que tiene no albergar
expectativas, aunque le sobre metraje en la secuencia de la rapa das bestias, por ejemplo, casi rodada en tiempo real, o en
ese larguísimo plano final subacuático entre selvas de algas que dura lo que la
pieza de Bach que la ilustra, una eternidad.
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