CINE / PRÓXIMA, DE ALICE WINOCOUR
PRÓXIMA
Alice Winocour
Una película sobre el espacio sin salir al espacio. Veamos.
La directora Alice Winocour (París,
1976), en su tercer largometraje (El
protector, Agustine), pone en
imágenes la odisea emocional que sufre Sarah (Eva Green), una astronauta
francesa que es elegida para el primer vuelo a Marte; su dura preparación, con
pruebas físicas exhaustivas, y, sobre todo, el alejamiento de su hija pequeña
Estella (Sandra Hüller), hace que se planteé muchas veces
tirar la toalla. El espectador asiste a esa prolija preparación de los hombres
que salen al espacio exterior literalmente cabalgando una bomba. La directora sabe aunar el
suspense de esa aventura espacial con, lo más importante, esa lucha interna que
tiene Sarah consigo misma. La astronauta ha de prepararse para perder de vista
la Tierra, la gravedad, decir adiós a
todas las sensaciones sensoriales, se prepara, incluso, para ver el mundo al revés mirando cabeza abajo el televisor en
su enclaustramiento en Kazajstán, de donde partirá la nave, y lo más duro,
separarse de su hija sin saber si regresará a la Tierra.
Próxima, una
película francesa y alemana que competió en la Sección Oficial del pasado
festival de San Sebastián, va al lado humano de la odisea espacial orillando lo
épico, sustituye la acción por la emoción. Están en el reparto Mat Dillon, con su voz
resonante y engolada, y, sobre todo, Eva Green, esplendida en matices,
humana, fuerte y frágil al mismo tiempo, que llena la pantalla con un trabajo
interpretativo que es también muy
físico. La vemos corriendo, sumergiéndose en el agua, haciendo vivac con sus
compañeros de expedición o en la centrifugadora espacial.
La directora Alice Winocour nos muestra de forma
pormenorizada lo anterior a la aventura espacial, el esforzado adiestramiento
para paliar situaciones extremas de los hombres y mujeres del espacio, el
capítulo anterior a Gravity de Alfonso Cuarón, por poner un ejemplo.
Como contraste a las muchas virtudes del film, la banda sonora de Ruychi
Sakamoto resulta irrelevante, algo
insólito en ese brillante compositor japonés.
Dedica el film Alice Winocour a todas las mujeres que
exploraron el espacio exterior, heroínas por partida doble, puesto que todas
ellas, como Sarah, eran madres.
Todo es muy apacible en Arkaham, pueblo de la América profunda, una comunidad ejemplar, hasta que tiene lugar un espantoso asesinato y todos desconfían de sus vecinos.
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