SOCIEDAD / CATASTRÓFICA GESTIÓN DE CATÁSTROFES
Parece haber cierta
unanimidad, incluso entre los suyos sotto voce que están pidiendo a toda
costa que el gobierno central coja las riendas del control de la catástrofe de
la DANA en la Comunidad Valenciana, de que el gobierno de Carlos Mazón del PP
lo ha hecho rematadamente mal desde el minuto cero en la prevención, nula, de esta
espantosa ola de devastación de la que todavía se están recuperando cuerpos de
fallecidos, de que por la negligente, a todas luces, gestión del gobierno del
PP que dio el aviso cuando la catástrofe ya llevaba dos horas produciéndose, ha
habido un número significativo de víctimas que podían haberse evitado. El
gobierno del PP de la Comunidad Valenciana ha dado muestras de una
irresponsabilidad absoluta e incluso criminal, algo que los tribunales de
justicia dirimirán en un futuro.
El presidente Mazón no
solo desoyó los avisos de organismos públicos como la AEMET o la Confederación
Hidrográfica del Júcar que alertaban de esa DANA letal, sino que afeó a las
universidades que cancelaron sus clases y se fue a comer con una periodista
valenciana con la que estuvo ilocalizable y desaparecido hasta las 18:45 de la
tarde del día de autos llegando dos horas más tarde al Centro de Emergencias.
Carlos Mazón es un cadáver político y bien harán los familiares de las víctimas
en llevarlo ante los tribunales de justicia para exigir responsabilidades por
una gestión dolosa.
Pero las catastróficas
gestiones del PP de las catástrofes, valga la redundancia, no son algo aislado
ni circunstancial y en todas ellas se observan graves negligencias cuando no
conductas absolutamente torticeras de no admitir responsabilidades o mentir
descaradamente a la opinión pública. Repasemos unas cuantas.
2002. El del Prestige,
bajo el gobierno del PP de José María Aznar y con Mariano Rajoy mal
gestionándola, fue el mayor desastre ecológico de la historia de España que
afectó a las playas de Galicia y en la que, como en Valencia, colaboraron miles
de voluntarios recogiendo el chapapote, los hilillos de plastelina que según el
político gallego M. Rajoy se escapaban de pecio hundido, ante la dejación del
gobierno central.
2003. Seguimos con el
gran gestor que fue José María Aznar. En el accidente del Yak 42, un avión
herrumbroso de las fuerzas aéreas españolas que cayó causando la muerte de sus
62 tripulantes, el ministro de Defensa del PP Federico Trillo, el héroe de
Perejil que confundía Honduras con El Salvador, se cubrió de gloria en la
identificación de los cadáveres, que sencillamente no se hizo, y los familiares
de las víctimas no recibieron los restos de los suyos sino de otros y el
gobierno mintió de forma descarada. Y se llenaban la boca hablando de las
fuerzas armadas cuando les obligaban a volar en aviones de saldo. Eso es ser patriotas.
De hojalata.
2004. Los 192 muertos del
11M, el mayor atentado terrorista que sufrió España a manos de los yihadistas,
el gobierno del PP presidido por el triunviro de las Azores José María Aznar (don
Pésimo, porque no acierta ni una ni por casualidad) los quiso achacar a ETA por
puro cálculo electoral y para eludir la responsabilidad de haber alentado activamente
y participado en la invasión de Irak sin calibrar las consecuencias que podría
tener. Sostuvo el hombre que hablaba texmex en la intimidad, se fumaba un puro
en el rancho del amo George W. Bush y ponía sus zapatos sobre la mesa, su mentira hasta lo indecible y aún sostiene
la teoría de conspiración.
2006. La tragedia del
metro de Valencia que causó 43 muertos cuando dos vagones descarrilaron. Aquí fue
el Canal 9 de la Generalitat Valenciana, gobernada por el PP, la que silenció
la catástrofe para no enturbiar la visita del Papa Benedicto XIII.
2020. Y llegamos a la
pandemia del COVID y a la desastrosa gestión por parte de la presidenta de la
Comunidad de Madrid del PP Isabel Diaz Ayuso y sus directrices de no derivar a
los pacientes de las residencias a los hospitales que provocó la muerte de 7291
pacientes en la soledad más espantosa y por la que los madrileños no le han
pasado factura y la siguen votando de forma fervorosa.
A la vista de los hechos
es lógico que los ciudadanos se pregunten si el PP es sencillamente inepto a la
hora de afrontar toda clase de crisis o si deliberadamente las gestiona mal. Lo
de Mazón con la DANA no es una excepción sino una constante de un partido que
se dice responsable y de estado pero cuya actuación contradice sus
aseveraciones.
El PP, como los partidos
de derechas catalanes, vascos o gallegos, responde a intereses particulares, menoscaba
por sistema lo público en aras de lo privado y quiere adelgazar al estado a
base de bajadas de impuestos que se traducen automáticamente en el deterioro de
los servicios que se prestan a los ciudadanos.
Sin esos impuestos,
contra los que claman algunos, en Valencia no habría bomberos, policías,
guardiaciviles, UME, militares, sanitarios, miembros de protección civil ni se
podrían implementar las ayudas multimillonarias que van a beneficiar a los
afectados de la DANA y serán su escudo social como lo fueron durante la
pandemia que por fortuna no fue gestionada por la derecha a nivel nacional.
Lo público, como su
nombre bien dice, es lo del pueblo. El pueblo salva al pueblo, por supuesto,
desde las instituciones públicas elegidas democráticamente. Y luego están los
que les importa un carajo el pueblo.
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