CINE
TODO EL SANTO DÍA
Paolo Virzi
Muy lejos ya de las vitriólicas
comedias italianas de raigambre social, las de Dino Risi, sin ir más lejos,
protagonizadas, casi siempre, por el inigualable Vittorio Gassman, y con casi
todo el buen cine italiano descabezado desde que desaparecieran los Fellini,
Antonioni, Pasolini, Ettore Scola, Elio Petri, Mario Monicelli y un larguísimo
etcétera—aunque siguen coleando los hermanos Taviani y alguna Gamorra nos sacuda las entrañas—, que hicieron que la cinematografía de la bota de Europa fuera de las
más pujantes a nivel artístico, social o intelectual, nos llega de ese país
mediterráneo, de cuando en cuando, alguna agradable sorpresa, como esta Todo el santo día, un film sin
pretensiones que gira sobre la historia de una joven pareja formada por Guido,
interpretado por Luca Marinelli (La
soledad de los números primos, El
último terrestre, La gran belleza),
un intelectual introvertido y bastante frustrado que trabaja como portero de
noche en un hotel (publicidad de NH, por cierto), y Antonia (la cantante Thony,
debutante en esta película), empleada en una agencia de alquiler de coches y
cantante de bar por las noches, su antítesis, una mujer vitalista y atormentada
por ese bebé que quiere tener, y todos sus conocidos y familiares ya tienen, y
que no acaba de llegar.
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