LITERATURA / LOS GLOSTER ERAN CHACALES, DE CARLOS PIÑEIRO IÑÍGUEZ
LOS GLOSTER ERAN CHACALES
Carlos Piñeiro Iñíguez
Excepcional
antología la de Carlos Piñeiro Iníguez,
escritor y diplomático argentino nacido en Quilmes, experto en peronismo (Bajo un cielo de estrellas peronistas, Perón), ésta, la de Los Gloster eran chacales publicada en Emecé que recoge algunos de
sus mejores relatos, bufet libre de diversas texturas literarias que retratan
lados oscuros y marginales de la sociedad argentina y su historia reciente con
una pátina de humor, negro, presente en casi todos los relatos de una altísima
calidad literaria.
La desternillante Fiesta en la 21 es la prolija descripción de una orgía de alcohol y
chicas a la que son invitados los mecenas de un long play de Jacky Longaniza: el apellido lo dice todo. En Un paraguayo menos, ¿qué se hace?, a
través de un relato con una enorme violencia soterrada y focalizada en las
víctimas, Carlos Piñeiro Iníguez habla
del racismo inherente en la sociedad argentina hacia los pobres desahuciados
que emigran a ella buscando un mundo mejor que no encuentran. Tal vez no fuera nada, pero quedó mareada y
manando abundante sangre; tenían que ir a un hospital. A unas cuadras trataron
de parar algún taxi, pero ninguno se detenía: no era cuestión de ensuciar el
tapizado con la roña de unos marginales. La nota de prensa final lo dice
todo. Choque de tren y colectivo: mueren
cuatro personas y un paraguayo.
No
falta Perón a la cita literaria. En Un
amor descamisado el peronismo está en el estallido de una pasión sexual
entre la muchacha Azucena y el descamisado Pancho que nace de un sobeteo machista. Ella, una muchacha inocente y rubia, volvió
sus ojos celestes para mirar la cara del sobón y decirle un par de cosas, pero
al hacerlo advirtió que el muchacho estaba más turbado que ella-el cobrizo de
su piel estaba como sobrecolorado-y que no había malicia en ese creciente
endurecimiento que percibía. Ese magreo en un transporte público acaba en
matrimonio, nacimiento de una hija, a la que bautizan con el nombre de María
Eva, por razones obvias, y empieza a tambalearse cuando Perón tiene que huir
del país. Los dos soñaron con un futuro
que se escondía bajo las formas de una nube negra.
Perón,
y el peronismo, están en el meollo de otros relatos. Los Gloster eran chacales, que da título al volumen, está contado
desde el punto de vista de su protagonista, con su habla coloquial, y narra una
masacre. Y no es que los Gloster vayan a
estar dando vueltas al pedo por la Plaza, no señor: vienen a apoyarlo a Perón y
a desagraviar al Padre de la Patria, a San Martín, que está en la Catedral.
Está el cuerpo, ¿no?, lo que quede, porque se murió hace una punta de años.
Lo que parecía una exhibición aérea, de los Gloster, se convierte en una
carnicería. Es, la puta madre, una bomba,
que tendrá como un metro de largo, tal vez menos, y treinta centímetros de
ancho, tal vez más. Nos mete el autor, a través de su protagonista, en un pormenorizado relato de una masacre de
civiles por parte de la aviación que los bombardea. Y ver eso a la distancia, a una cuadra, es lo peor que hay, porque uno
ve que un cuerpo que camina o corre de pronto se detiene y se cae, o salta para
atrás, o queda partido en dos. Por la mitad. Yo vi eso, la puta que los parió.
Perón,
y Evita, y los generalotes que vinieron luego, están en ese espléndido relato
titulado Cádiyac, uno de los mejores
por su originalidad, narrado desde el punto de vista del coche de lujo oficial que
relata un periodo muy concreto de la historia de Argentina a través de sus
ocupantes sucesivos. De manos de Carlos
Piñeiro Iñíguez cobra vida lo inanimado.
El
género negro tiene su espacio en la antología, es inherente a ella. Un profesional con códigos es un relato que
sigue las andanzas de un joven de clase media, misógino y coleccionista de
armas de fuego, que decide probarlas y se da cuenta de que ha nacido para ser
sicario. La miró detenidamente a los ojos
y decidió que el primer tiro sería en la entrepierna, doloroso y
ejemplificador; el segundo fue muy sencillo, ella yacía mirando al cielo y
jadeaba con la boca abierta, un impacto entre los labios que le hizo estallar
sus dientes y se alojó en el centro de su cerebro. Dos justicieros y
celestiales disparos se alojaron en los dos inmundos orificios que habían
generado el mal: la lujuria y la mentira.
Dados de marfil quizá sea uno de los relatos más siniestros
de la antología. Carlos Piñeiro Iñiguez
echa mano del humor más negro para contarnos la historia de ese psicópata sin entrañas,
el abogado ludópata Prates, que frecuenta los casinos, se desembaraza de su
esposa y de su amante, en una doble carambola genial, y fía su suerte a los
dados. Lo suyo deja de ser la abogacía para centrarse en el robo y el asesinato,
que se le dan mucho mejor. Dado que el
albañil, desde su destartalada silla de ruedas, comenzó a amenazarlo con que ya
volvería con sus hermanos y cuñados a cobrar lo suyo, Prates, convencido de que
los dados le darían la razón, lo empujó con silla y todo por la escalera.
Cuando llegó abajo, el albañil había dejado de ser una amenaza, al menos en
este mundo.
Tampoco
falta el humor más desopilante en la antología. Coronel travesti, por ejemplo, es una humorada sobre un militar
que se prostituye con travestidos y está narrado con la asepsia de un atestado
policial. Por consejo del psicoanalista
tuvo sexo con un homosexual, pero este, al verlo tan vigoroso, piloso y
varonil, pronto se puso en situación pasiva y el coronel no tuvo más remedio
que sodomizarlo.
Un
verdadero festival de voces literarias este Los
Gloster eran chacales a tener muy en cuenta por su maestría narrativa.
Rico, variado y estimulantemente literario.
ETA. Año 1984. Enrique Casas es asesinado por los CCA. El general Quintana Lacacci muere en un atentado de ETA. Ugaitz, joven radical, quiere entrar en la organización. Tiene un handicap. Su padre es militar de alta graduación. EL BOSQUE SIN LÍMITES, la novela sobre los años de plomo.
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