CINE / LA AUDICIÓN, DE INA WEISSE
LA AUDICIÓN
Ina Weisse
Todo arte exige una dedicación y una disciplina muchas veces
obsesiva. Miguel Ángel no se lavó en los cuatro años que tardó en pintar la
Capilla Sixtina: no tenía tiempo para hacerlo. Quien no vive por y para el arte
difícilmente podrá destacar en él. Audición
es una coproducción entre Alemania y Francia, rodada en Alemania y hablada en
los dos idiomas. La protagonista, una exigente profesora de música, Anna Bronsky
(Nina Hoss), es alemana; su pareja
Philippe Bronsky (Simon Abkarian),
un lutier que fabrica prestigiosos instrumentos de cuerda, francés. Anna tiene
un amante, Christian Wells (Jens Albinus,
que parece copia del marido), un contrabajista (aquí hasta el sexo se mueve en
el mundo de los arpegios, corcheas y semicorcheas). Cuando la profesora de
música acoge bajo su tutela a un virtuoso y joven violinista llamado Alexander
Paraskevas (Ilja Monti), su hijo
Jonás Bronsky (Serafin Gilles Mishiev),
minusvalorado por esa madre exigente, sufre celos insufribles. Anna se derrumba
emocionalmente cuando, en aras de la perfección absoluta, humilla a su
aventajado alumno y este se rebela en una de las escenas más tensas y de
violencia soterrada del film. Contra ese joven y talentoso violinista descarga
la profesora toda sus frustracion de ser precisamente eso, profesora, y no
brillante concertista.
La música y su entorno inunda esta segunda película (la
primera, El arquitecto, la rodó en 2008)
de la realizadora y actriz Ina Weisse (Berlín,
1968), responsable también del guión. Formalmente fría, incluso en su
espléndida fotografía metalizada, La audición
parece narrada por su protagonista que oculta a toda costa sus sentimientos y emociones
bajo una capa de dureza.
Película muy notable esta Audición que gira en torno a la exigencia artística que conlleva la
praxis de todo arte y de cómo en aras de un perfeccionismo enfermizo se pueden
laminar emociones y personas. Anna es una mujer
insegura (pierde el arco del violín en medio de un concierto, y eso la
sume en la desesperación más absoluta) e indecisa (en el restaurante al que
acude con su pareja cambia tres veces de mesa y otras tantas de plato) que tampoco
parece disfrutar mucho del sexo con su amante músico. Intuimos que la suya fue una
educación rígida por parte de sus padres (el padre, Walter (Thomas Thieme) en una de las
secuencias, mete el brazo de su nieto en un hormiguero, para ponerlo a prueba).
Brillantes interpretaciones por parte de todo el elenco de
actores, especialmente de Nina Hoss,
que se fue con un premio muy merecido a la mejor interpretación en el último
festival de San Sebastián, matizando su personaje de Anna, una mujer que oculta
una enorme fragilidad bajo su coraza de profesora de música despiadada, y el joven
Ilja Monti. Y de nuevo el conflicto
entre madre e hijo, y al tanto de lo que hace éste (ya lo sabrán cuando la
vean) para eliminar a su rival en la atención de su madre. Una película exquisita
y elegante, y no sólo musicalmente hablando, que también, porque toda ella gira
sobre ese mundo cerrado y endogámico de la música, del que los personajes, como
abducidos en una secta, no consiguen salir.
UN VIAJE APASIONANTE A LOS ALBORES DE LA HUMANIDAD. UNA ODISEA EXTRAORDINARIA DEL HOMBRE ENFRENTADO A LA NATURALEZA MÁS HOSTIL.
UN
HOMENAJE A LAS CLÁSICOS DE LAS NOVELAS DE AVENTURAS.
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Felicidades por la reseña.