CINE / CÓNCLAVE, DE EDWARD BERGER
Va uno a ver Cónclave seducido por la fuerza de la anterior película de Edward Berger, Sin novedad en el frente, puede que la mejor versión de la novela de Erich María de Remarque, un film antibelicista a rabiar sobre los horrores de la Primera Guerra Mundial que sobrecogía y fue distinguida con el Oscar a la mejor película extranjera, y se encuentra con un film largo, rutinario, sencillamente aburrido de principio a fin que el director estructura como si fuera un thriller gracias, sobre todo a su banda sonora, y acaba con una traca final sencillamente hilarante.
El Papa de Roma muere en
circunstancias extrañas (no como en la tercera parte de El Padrino) y el
decano de los cardenales Thomas Lawrence (Ralph Fiennes) debe convocar el
cónclave para elegir a su sucesor. En la Capilla Sixtina se encierran sus
eminencias venidas de todo el mundo y se dirime la elección del nuevo Papa con
sucesivas votaciones secretas. Entretanto, se producen una serie de puñaladas
traperas entre los purpurados para hundir a unos y elevar a otros, como en la
vida política de cualquier estado. Un cardenal africano llamado Sabbadin (Merab
Ninidze) podría ser el primer obispo de Roma de raza negra. El cardenal
Tremblay (John Lithgow) maniobra en la sombra para arrimar el ascua a su
capelo. Aldo Bellini (Stanley Tucci) desea que la jefatura de la iglesia
recaiga en un cardenal italiano después de tanto extranjero. El cardenal
Tedesco (Sergio Castellitto) se proclama como apóstol ultra para plantar cara
al islamismo y volver a la iglesia tradicional. Y hay un oscuro cardenal de
Kabul (Carlos Diehz), a quien nadie conoce, que será un saco de sorpresas.
Entre tanto capelo cardenalicio la hermana Agnes (Isabella Rossellini) pone
orden en el gallinero eclesiástico. Y los yihadistas hacen estallar artefactos
en el Vaticano.
Comentarios