CINE / LA LLEGADA, DE DENIS VILLENEUVE
LA LLEGADA
Denis Villeneuve
Sobre el papel no parecía muy atractiva la incursión
de Denis Villeneuve en la ciencia
ficción. Leyendo la sinopsis de la película La
llegada parece que sea una versión menos edulcorada de Encuentros en la tercera fase, porque la premisa argumental es la
misma: una serie de naves extraterrestres llega a la tierra y el coronel del
ejército norteamericano Webber (Forest
Whitaker) contacta con una lingüista muy competente, la doctora Louise
Banks (Amy Adams), y el científico
Ian Donnelly (Jeremy Renner) para
que se enteren de cuáles son las intenciones de los alienígenas. Pero
tratándose del director canadiense Denis
Villeneuve, al que descubrí en Incendios
y me subyugó con ese thriller fronterizo y de narcos llamado Sicario que vi en la pasada edición del
festival de San Sebastián, no podía defraudar.
La llegada es ciencia
ficción filosófica, así es que esta película con austeros efectos especiales,
pero más que suficientes, y unos extraterrestres octópodos que se comunican a
través de un vidrio irrompible en el que proyectan su particular lenguaje en
forma de dibujos circulares con una tinta que sale de sus cuerpos, como si
fueran calamares gigantes, se aleja del almíbar de Steven Spielberg para aproximarse a la trascendencia de Stanley Kubrick.
Denis Villeneuve, que domina a la perfección los recursos visuales
de la película y no rehúye lo inquietante (la humanos trepan por un largo
pasadizo ingrávido para acceder a la nave que es un gigantesco bloque de piedra
negra), da un salto en el vacío, que le sale redondo, introduciendo con
naturalidad pasmosa en la trama la relatividad espacio / temporal que se aplica
sobre sí misma la doctora Louise Banks, y el film desprende, en sus minutos
finales, un halo perdidamente romántico que enaltece lo que parecía una
historia de ciencia ficción pura y dura.
Hay que descubrirse ante la versatilidad del
director canadiense capaz de tratar cualquier género y hacerlo bien.
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