CINE / LA SOMBRA DE LA LEY, DE DANI DE LA TORRE
LA SOMBRA DE LA LEY
Dani de la Torre
Convulsos
años veinte en la Barcelona libertaria durante los años de plomo del
pistolerismo patronal. Las calles de la Ciudad Condal, en aquellos tiempos
prerrevolucionarios que anticipaban lo que iba a ser la incivil contienda que
enfrentaría a las dos Españas, no eran muy diferentes a las del Chicago con la
salvedad de que en el puerto del Mediterráneo primaba lo social frente a lo
delincuencial.
En un
ambiente de crispación y violencia cotidiana, en el que los anarquistas ponen
bombas y los servidores de la ley aplican la ley de fugas, un tren militar es
asaltado por unos forajidos que roban sus armas que van a parar a los
anarquistas por unos conductos siniestros. Aníbal Uriarte (Luis Tosar) es un policía peculiar que es enviado a la ciudad para
desentrañar el misterio del asalto al tren y allí colaborará con un escuadrón
corrupto de la policía comandado por Rediú (Vicente Romero) que hace la guerra al desorden con métodos
heterodoxos. Cuando se cruce con Sara (Michelle
Jenner), la hija radical de un anarquista moderado (Paco Tous), la visión de Aníbal Uriarte sobre el conflicto social variará.
La sombra de la ley de Dani de la Torre (Monforte de Lemos, 1975) es una película de gran
presupuesto, y eso es algo que se nota en cada uno de sus planos; la
reconstrucción de la Barcelona de la época, convirtiéndola en un plato
cinematográfico de lujo, es sencillamente apabullante, así es que mis
felicitaciones a los hacedores de tal milagro tecnológico, los responsables de
los efectos especiales; su ritmo es trepidante, como corresponde a cualquier
película de acción; y el argumento del film, el funcionamiento de las cloacas
del estado (el sistema se encarga de crear el desorden para luego imponer su
orden a sangre y fuego con lo que los más extremistas se convierten en los
tontos útiles de la función) siempre está de actualidad, pero algo falla en el
film desde su mismo arranque con ese asalto al tren, demasiado pirotécnico, y es la credibilidad. Todo en el film, incluidos
sus personajes, suenan a impostados; las diatribas ideológicas sobre la lucha
de clases son de parvulario; y hay un excesivo deja vu a nivel secuencial de Sergio
Leone (Érase una vez en América);
Brian de Palma, incluido el look Sean Connery de Luis Tosar (Los
incorruptibles); o Francis Ford
Coppola en las escenas de La Paloma (Cotton
Club). En el plano actoral, nadie está convincente, salvo un histriónico Héctor Alterio en el papel del Tísico
que parece extraído de un spaguetti
western, pero si habría que dar el premio a la peor interpretación se lo
llevaría sin duda Michelle Jenner.
De
lujoso suflé cinematográfico podría calificarse el film de Dani de la Torre, impactante a nivel visual, vacuo en cuanto se
rascan sus imágenes, y es una pena porque la ciudad de Barcelona y esa época convulsa
todavía esperan una película que las representen dignamente.
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