LITERATURA / LOS ESCUPITAJOS DE LAS CUCARACHAS
LOS ESCUPITAJOS DE
LAS CUCARACHAS
Andreu Martín
publicado en Tarántula, El Destilador Cultural, El Cotidiano y Calibre 38
¿Cuándo
alguien va a escribir una buena novela, que no puede ser otra cosa que negra,
por descontado, sobre ese robo a gran escala que conocemos con el eufemismo de
crisis global y por el que los pobres son aún más pobres y los ricos nadan más
en la abundancia? Porque, como vasos comunicantes, el dinero que se va de
nuestros bolsillos acaba en el de otros, así de simple, en el casino global. Alguien
lo ha hecho: Andreu Martín abre el
fuego, con recortada y a bocajarro, con esta novela, seguramente el título más
largo de la historia de la literatura universal, Los escupitajos de las cucarachas no llegan al séptimo sótano del
pedestal donde se levanta mi estatua, que ganó el premio Ciutat de Alzira y que publica ahora en
castellano la editorial Ciento cuarenta. ¿Justicia poética? No queda otra.
German
Rojo, uno de los protagonistas de esta novela coral, es conocido como el
Salvador—Soy Dios—,
el financiero poco escrupuloso, corrupto hasta el
tuétano, que vende sus recetas neoliberales—Nadie quiere
prescindir del estado de bienestar. Pues, primero, se difunde la teoría de que
los funcionarios son unos inútiles y de que el estado de bienestar es
insostenible. —
y tiene con las mujeres, a las que considera putas,
idéntica relación de poder que con el resto de la humanidad. Un tío que se comporta así con una mujer no
tiene derecho ni autoridad moral para representarnos ante las autoridades
europeas. Pero si las paga, y lo hace bien, es para hacer con ellas lo que
le venga en gana, incluido meterles una botella en el coño, carta de
presentación del personaje en cuestión en cuanto el lector se asoma a la novela.
Así es como actúa Germán Rojo, propietario de MonDeMon, que tiene su guardia
pretoriana, los Conde, matones que agreden y amenazan a quien pone ruedas en
los palos de las ruedas de su jefe, y es un psicópata financiero y sexual. ¿Les
suena? Claro que les suena. Tipos así corren por Francia, en las más altas
esferas, y en la España de las cacerías de Berlanga que reproducen nuestros
cutres políticos.
Alrededor
de German Rojo, un DSK a la española, pero podría ser también cualquiera de
esos tipos de las tarjetas black,
Rato, Blesa y compañía, que son del mismo perfil, al que quieren cazar policías honrados, pero
siempre se les escurre, se mueven una serie de personajes bien perfilados como
Sergi Gómez, el periodista inapetente sexual, enamorado de Melba, la prostituta
que destapa las costumbres depredadoras de su cliente, o Guillem Sicart, el
cabo informático forense de los mossos,
rastreador de informaciones encriptadas en ordenadores a través de los cuales navega
a los paraísos fiscales que son el agujero negro adónde va a parar el dinero
que sale de nuestros bolsillos, pero es Melba, precisamente, la sencilla Melba,
con su inocencia, abnegación, simplicidad y valor, la protagonista femenina,
quien concita las simpatías del lector en esta novela premeditadamente maniquea
con la que Andreu Martín ajusta las
cuentas a los poderosos.
La
trama de Los escupitajos de las cucarachas
se mueve en un mundo reconocible, el que estamos sufriendo delante de nuestras
narices y que nos han vendido como no cuestionable: no se pueden hacer las
cosas de otra manera; las cosas son así, porque sí, y actuamos como banda de
atracadores porque podemos y nadie nos lo impide. Así es que encontrará el
lector en la novela de Andreu Martín
blanqueo de dinero, corrupción política con mordidas, conflictos de intereses
entre mafiosos (Clan de los cosacos), evasión de impuestos, economía sumergida,
puterío de altos vuelos, lo que vemos y escuchamos a diario en los informativos
y que, por reiterativo, acaba por anestesiarnos. Hay alcaldes vendidos a la mafia rusa, y alcaldes acusados de acoso
sexual, y políticos de todos los partidos que roban, malversan, se dejan
sobornar, evaden capital, defraudan, y bancos que estafan a sus clientes, y
Gobiernos que subvencionan a los bancos estafadores, y banqueros que se retiran
con indemnizaciones millonarias después de haber provocado la quiebra de las
entidades donde trabajaban, y jueces que prevarican y dictan sentencias
injustas, y jueces perseguidos porque perseguían la corrupción, e incluso la
familia del rey parece que ha metido la mano en un bolsillo que no era el suyo.
El
estilo de Andreu Martín es conciso,
huye de florituras, de esa literatura de sonajero que tanto detesta Juan Marsé, entre otros. Las
descripciones físicas son taquigráficas: Ella,
cuidadosamente bronceada en todos los rincones de su cuerpo, sin señal de
biquini, sexo depilado, media melena irregular y erizada, de color zanahoria,
pechos suficientes sin excesos ni areola, cintura armoniosa, piernas largas,
movimientos cuidadosos, manos sabias. Ese es el retrato físico de Melba, la
heroína. La violencia es hiperbólica, así es que la sangre salta de las páginas
de esos escupitajos a la cara del
lector (Le clavo el chuletero en la nuca,
donde calculo que está el cerebelo, por debajo del cráneo dolicocéfalo. Un
pinchazo seco, hasta el mango, la puntilla, un crujido, un golpe fulminante.
Cae de bruces sobre el teclado y se pega un sonoro porrazo con la nariz. Queda
inmóvil) y puede resultar muy visual y escalofriante (La
punta de la navaja se clava en el centro de la frente del hombre, resbala sobre
el hueso y rebana un trozo de piel que queda colgando como una lengua, como un
bistec sangrante, un tupé líquido y rojo)
Juega
con pericia el autor de la legendaria Prótesis
con el punto de vista narrativo, y ese es otro de los aciertos de la novela. Primera
persona y presente de indicativo en el relato que protagoniza el psicópata
protagonista, con lo que Andreu Martín
da voz a un asesino sanguinario y consigue que nos metamos en su retorcida
mente para odiarlo un poco más. Tercera persona, pero también presente, para
trasladar sensación de inmediatez, en el resto de la novela. Domina con soltura este maestro de la novela
negra el difícil arte del diálogo, y buen ejemplo la forma de hablar de Melba,
la puta llorona—No deja de llorar. Las lágrimas cubren su rostro, suplen la humedad
que falta en su vagina y los sollozos acompañan mi vaivén. El gemido gutural
que sale de su garganta es la canción orgásmica más excitante que he oído en mi
vida—,
una escort
de lujo que trabaja en La Mansarda, la que, para mí, es la auténtica heroína de
la novela, que planta cara al financiero asesino: Bueno, o sea, ese tío de la tele, en plan alto y guaperas, moreno de
piel y negro de pelo, rollo que no entiendes por qué tienen que ir de negocios,
que con hacer así tendrían todas las tías que quisieran y gratis, que eso ya mosquea
también porque quiere decir que es raro, o sea, y vendrá con manías.
El
autor de Cabaret Pompeya riza el rizo
en la pormenorizada y sádica paliza que propina Germán Rojo a Melba, mientras
él mismo, en una conferencia en diferido, aparece en el plasma de la habitación del
apartamento en donde se está produciendo la agresión/violación, el dualismo de
este Jekyll del plasma /Hyde violando, pura narrativa cinematográfica. Es una grotesca muñeca hinchable que vuela
por la habitación, cae sobre el lecho con chirrido de muelles y grito de dolor,
y rebota patas arriba para caer al otro lado.
Los escupitajos de las cucarachas tiene buen ritmo, cómo corresponde a una novela de acción, atrapa al
lector desde el primer párrafo y está bien documentada, porque Andreu Martín demuestra un concienzudo
conocimiento de las técnicas policiales; y es ferozmente crítica con esos
sujetos que nos han vaciado los bolsillos. Novela sobre la crisis, la
corrupción y la economía de amiguetes, en la que resuena ese chas chas, el sonido onomatopéyico del
cuchillo chuletero de German Rojo, psicópata criminal y financiero, para el que
todos los demás, las víctimas de la crisis, son hormigas a las que pisotear, o
cucarachas que, con sus escupitajos, no le llegamos a los pies de su pedestal.
Una
novela policial y negra, sí, pero también política. Que cada uno haga sus
extrapolaciones. Breat Easton Ellis
escribió hace un montón de años la odisea salvaje de un brooker neoyorquino sanguinario en American Psycho; Andreu
Martín hace que su monstruo financiero, sin escrúpulos, sea un Spanish Psycho. Razón no le falta.
Adonde no llega la judicatura, llega la literatura.
PROMOCIÓN
TE ARRASTRARÁS SOBRE TU VIENTRE (El
Humo del Escritor, 2014) Envíe sus señas postales a joseluismunoz33@gmail.com y la
recibirá dedicada sin gastos de envío. Envíe sus señas postales a joseluismunoz33@gmail.com y la recibirá dedicada sin gastos de
envío. "Te arrastrarás sobre tu vientre" sabe a clásico del
género, a peli negra, negrísima, estadounidense, de esas en las que el humo de
los cigarrillos deambula bajo los haces de luz de los flexos y de las
lamparillas de los bares de copas. Pero ocurre algo especial. El escritor
salmantino ha reemplazado el escenario norteamericano y sus protagonistas por
espacios y tipos genuinamente hispanos, estos últimos incorporan la mala baba
típica que caracteriza a los protagonistas de las mejores novelas negras
peninsulares. Ocurre, al menos a mí me pasa, que la sangre nativa me duele más
que la estadounidense o la europea y los mamporros, bofetadas y disparos los
oigo con distinto resabio, le resultan más cercanos, más creíbles, menos
artificiales, en suma, más dolorosos. La descripción de lugares es suficiente.
Cuatro trazos. No hay alardes. No hace falta. Cuando el escritor salmantino
explica que el final de la barra del Lennox Club hay una puerta cerrada de la
que cuelga un letrero que reza Privado, no miente, es cierto. Esa puerta está
allí, está cerrada y en su letrero se puede leer Privado. Yo lo sé, puedo dar
fe porque he estado en Lennox Club y la he visto sin moverme del orejero donde
leo. Me guiaron hasta allí las palabras escritas por José Luis Muñoz. HERME
CEREZO en DIARIO SIGLO XXI.
próximo encuentro
MATARRAÑA NEGRA
sábado 22 de agosto a las 12 horas
Librería Serret
VALLDERROBRES (Teruel)
MARERO. Un periodista bisoño que entrevista al jefe
más peligroso de la Mara Salvatrucha de Gautemala City. BESO DE SANGRE. La
turbulenta relación de un actor italiano con el autor de la obra que
representa. CALLE CORTADA. Unas obras municipales que convierten la vida de un
vecino en un infierno. FUMADORES CLANDESTINOS. Cuando fumar se convierte en un
ejercicio de alto riesgo por la persecución gubernamental. CRISTAL EN LA
MANDÍBULA. Lo que le sucede a un boxeador que, en el último instante, se rebela
contra el tongo. REVOLOTEOS. Una mosca contempla un asesinato y se enamora de
la víctima. OSCURO DESPERTAR. Un hombre aparece en la cama con una chica rubia
después de una noche de reseca e intenta
recordar lo que pasó. AROMAS MORTALES. Sherlock Holmes y Watson resuelven un
misterioso asesinato que no se ha producido. EL CASO DEL VIOLADOR
RECALCITRANTE. Un policía va tras la pista de un violador en serie que destaca
por el tamaño de su miembro viril. LA ÚLTIMA CORRIDA. Un torero se enfrenta a
un toro tras una noche loca con una extraña mujer. LLAMAS DE PASIÓN. Dos
pirómanos se excitan sexualmente en un edifico en llamas. SED NEGRA. Tras una
hecatombe Los Monegros se convierten en un territorio muy peligroso para los
que tienen sed de petróleo. VUELO A ORLY. La historia del avión que no llegó
nunca a Orly y del pasajero que no sabe si subió a él o no. EL PARTIDO EN
HAITI. El Club de Futbol Barcelona pierde un partido inexplicablemente en
Haití. ¿Está el vudú detrás de su derrota? ÚLTIMA CENA EN SOFÍA. Ir a cenar con
desconocidos, sobre todo si son albanokosovares, en la capital de Bulgaria
puede ser muy peligroso. FASE TERMINAL. Un peligroso sicario ajusta cuentas con
un policía que se pasó al otro lado de la ley cuando sale de la cárcel. LA ESCLAVA.
En el profundo Sur norteamericano un rico hacendado utiliza a su esclavo como
un arma letal. ROBINSÓN. Un náufrago recibe en su isla una visita femenina. EL
ÚLTIMO INQUILINO. Un escritor va a parar a una vivienda llena de fantasmas y es
vampirizado por uno de ellos.
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